Convención Paz Global 2011

Seúl, Corea

Dr. Hyun Jin Moon

Discurso de Apertura

Muchas gracias, especialmente al Dr. Chandaria por sus amables palabras. Nuestro ilustre Presidente de Almedia, muchas gracias por su compromiso a la impresionante fundación de la Declaración de Pecho como la base de datos de su nación que ha hecho los esfuerzos para la paz global. Y también quiero extender mi agradecimiento y apreciación a los líderes que están representando a Corea aquí, como también a nuestro buen amigo en Indonesia, representando a todos nuestros hermanos y hermanas Musulmanes.

Excelencias, honorables invitados, distinguidos participantes de todo el mundo.

Es un placer distinguido encontrarlos aquí en la Convención Paz Global en mi país natal, Corea. Gracias por su participación y por su apoyo continuo en esta noble causa por la paz.

Déjenme expresar primero mi agradecimiento a aquellos que han trabajado incansablemente para hacer de esta significativa Convención Paz Global una realidad. Es solo a través de “verdaderos dueños,” que están dispuestos a hacer sacrificios necesarios de sus agendas ocupadas, para que todo el trabajo tan importante de paz pueda ser realizado.

Me gustaría agradecer al Honorable Seo Young-Hoon por servir como presidente de esta convención, y al Honorable Lee Ki-Taek por servir como presidente honorario. También me gustaría reconocer al liderazgo sobresaliente de nuestro Comité Organizador de Co-Directores, a la Honorable Song Young-sun de la Asamblea Nacional Coreana y al Honorable José de Venecia, por favor pónganse de pie, el Expositor de la Casa de Representantes desde hace mucho tiempo en Filipinas y el Presidente fundador los Demócratas Internacionales Centristas de Asia Pacífica.

Extendemos agradecimientos especiales al Ministerio Coreano de Relaciones Exteriores y Comercio, el Ministerio de Educación y el Concejo Nacional de Unificación del el Presidente, por servir como copatrocinadores de esta convención.

Vamos a aplaudirles.

Corea y el Mundo de Hoy

Damas y Caballeros, Corea es conocida como “la tierra de la calma matutina.” Creo que esta imagen es una metáfora adecuada para una nación preparada para hacer un impacto significativo en el escenario global. Como el levantamiento de un nuevo amanecer, rompiendo un nuevo día, captura la posibilidad de la posición única de Corea, no solo en la península, esta región del Noreste de Asia y la Orla del Pacífico, sino también alrededor del mundo.

Por los últimos dos años, las tensiones entre el Norte y el Sur han estado en primera plana de las noticias internacionales. Aunque muchos consideran que la Guerra Fría terminó durante la última parte de los 80’s con el colapso de la Unión Soviética, ésta no ha terminado en la península. Las dos Coreas están aun oficialmente en guerra, manteniendo una distensión inestable a lo largo de esfuerzos monumentales de la gente Coreana y la intervención de sus poderosos vecinos.

La historia de la posguerra de Corea es una narración de dos visiones opuestas para el pueblo Coreano y el mundo. Sin embargo, después de 60 años, es notable que, a diferencia de sus hermanos del Norte, el Sur continúa desarrollándose de formas que permitieron ganar el respeto de la comunidad internacional como también ofreciendo regalos de modernidad, riqueza, y libertad a sus ciudadanos. Es una declaración clara al espíritu resistente de la gente Coreana que, a pesar de los desafíos de una guerra civil, el Sur ha podido mejorar su destino dramáticamente, mientras el Norte languidece en la hambruna, pobreza y opresión.

Sin embargo, la narración no ha terminado ya que Corea se encuentra en una situación similar a la de una  casa dividida con el destino de la entera Orla del Pacifico en la balanza. Por ende, para cerrar el capítulo de la Guerra Coreana y la incertidumbre continua del destino de la península, el pueblo Coreano, ambos Norte y Sur, tienen que resolver sus diferencias y unirse centrados en la visión de una nación unificada.

Cuál será esta misión? Y que significaría y representaría esta visión y para un pueblo Coreano unificado? Estas son preguntas a las que nosotros, como Coreanos, debemos plantearnos si queremos encontrar un camino para la reconciliación y consiguiente unificación.

Así mismo, es importante para la gente Coreana y el mundo, darse cuenta que los efectos de cualquier cambio grande en la península, sea malo o bueno, tendría consecuencias regionales y mundiales. Siendo una nación peninsular, esto monta a horcajadas la esfera continental y cultural histórica de Asia y las islas y las esferas culturales occidentales de la Orla del Pacífico. También es importante notar que esta región representa la economía más dinámica y vigorosa, también siendo el centro de todas las potencias globales como Estados Unidos, China, Rusia, Japón, India y el bloque creciente de ASEAN.

El crecimiento de estos poderes representa un cambio de la era Atlántica de los cinco siglos pasados a los albores de una era Pacífica que dejará un legado duradero para la humanidad en el futuro. Hemos alcanzado un punto de inflexión en la historia humana donde las circunstancias, hoy, están preparando al mundo para un cambio de paradigmas de mayores proporciones, las cuales podrían afectar positiva o negativamente este siglo y nuestro futuro destino colectivo.

Corea permanece en el vórtex de ese cambio histórico y su destino afectará la vida de no solo el pueblo Coreano sino de la entera región Asiática, la Orla del Pacifico y el mundo. Como un hombre de fe, no puedo sino sentir la mano de la divina providencia guiando estos desarrollos y la importancia de este momento para la gente de esta nación de Corea.

Aspiraciones Universales, Principios y Valores

Cuál es el eje que puede ayudarnos a navegar estos cambios históricos para lograr un mundo de paz y prosperidad?

Yo les presento a ustedes lo que es una visión espiritual compartida para la humanidad basada en valores y principios universales.

Nosotros los Coreanos tenemos una gran deuda de gratitud con la Organización de Naciones Unidas y a las 16 naciones que lucharon en la Guerra Coreana para preservar la libertad de la República de Corea.

Ellos y los pueblos Coreanos compartieron los sacrificios pagados en sangre para lograr el “milagro Coreano” que estamos experimentando hoy. Como todos ustedes saben, la ONU fue creada después de la Segunda Guerra Mundial para evitar los conflictos futuros promoviendo los ideales de los derechos humanos fundamentales y libertades e interviniendo en los problemas sociales actuales más controversiales.

Sin embargo, la difícil meta de la ONU para prevenir conflictos en el futuro aún no ha sido lograda, a pesar de todos los esfuerzos bien intencionados, y esto se debe al omiso reconocimiento de que la fuente de nuestros derechos humanos fundamentales y libertades radica en nuestro Creador, y no en la creación o diseño del ser humano, institución o gobierno.

La espiritualidad de nuestra humanidad es la fuente de la cual fluyen nuestras aspiraciones compartidas, principios y valores. Sin Embargo, este recurso precioso, no ha sido aprovechado para establecer una reconocida ética global. Sin una ética común no puede haber suelo común global para el diálogo, entendimiento, y resolución de conflicto.

La Lección de los Estados Unidos para el Mundo Moderno

Damas y Caballeros, durante este notable crecimiento en el siglo XX, el poder, influencia, y riqueza de los Estados Unidos han sido admirados y envidiados. A lo largo de la historia, personas de todo el mundo emigraron allá para compartir el “sueño americano.” Como un Estadounidense de primera generación me he planteado a menudo la siguiente pregunta: Cuál es la esencia de ese sueño?

Para mí, el sueño americano no se trata de una casa más grande, un segundo carro o incluso mejores oportunidades para mis hijos. No se trata ni siquiera de democracia o el sistema económico de mercado libre.

Sin la vitalidad de principios espirituales y valores que han animado al pueblo Americano a generar los sistemas de democracia y el mercado libre, existiría una expresión diferente y lejana a la que vemos hoy.

Aquellos principios y valores duraderos y “autoevidentes” son expresados en la Declaración de Independencia, la declaración de la visión Americana, al cual reconoce la existencia de “derechos inalienables” que están “dotados” por nuestro Creador, ubicándolos más allá del alcance de cualquier estado o institución humana. Por ende, el sueño americano era para vivir en “una nación bajo Dios,” donde la soberanía del Creador garantiza “vida, libertad, y la búsqueda de la felicidad” para todos sus ciudadanos. Esta establece el precedente para nuestro entendimiento moderno de derechos humanos y libertades y la base de una ética creciente global.

El sueño americano guió a los Estados Unidos a prosperar e inspirar otras naciones a lo largo de su corta historia. Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, este sueño fue la inspiración detrás del esfuerzo de EEUU para crear la Organización de las Naciones Unidas.

Sin embargo, bajo la oscura nube de la Guerra Fría, la verdadera fuente detrás de esos derechos y libertades que las naciones con democracia de estilo occidental tomaron por sentado, no fue totalmente reconocida.

Después de la revolución contracultural de 1960, una secularización de derechos humanos y libertades ocurrió en el Occidente, especialmente en los Estados Unidos y Europa, donde la fe y la espiritualidad fueron lentamente removidas del espacio público.

No obstante, todo cambió desde el 11 de septiembre del 2011. En nuestro mundo después de 9/11 donde las expresiones radicales de fe abarcan las tácticas de la guerra religiosa, la necesidad de mitigar escisiones de la estrecha defensa religiosa, todo se vuelve muy obvio.

Es claro que un consenso más extenso en una plataforma espiritual arraigada en aspiraciones, principios y valores es necesitado urgentemente para detener esta tendencia hacia un conflicto global religioso. Los Estados Unidos ya han establecido un modelo, a un nivel nacional, donde la libertad religiosa es uno de los muchos derechos garantizados y otorgados a cada ciudadano Estadounidense. Sin embargo, este ideal no es reconocido o aceptado por muchas naciones en la comunidad internacional.

Damas y caballeros, este es el momento que soñemos en grande y adoptar una visión global arraigada en aspiraciones espirituales, principios y valores. Esto tiene que tener la amplitud y el alcance para trascender todas las barreras que separan la humanidad y construir una identidad común sin disminuir los atributos únicos que cada uno de nosotros exhibimos y apreciamos.

También se necesita una defensa nacional que pueda comunicar esta visión a la extensa comunidad global. Creo que esa visión es “Una Familia Bajo Dios” y que una Corea unida debería ser la defensa para abogar esta visión alrededor del mundo.

El Sueño Coreano

Yo llamo a esta visión el “Sueño Coreano,” ya que éste provee una infraestructura de reunificación y liderazgo Coreano en un escenario global. Los Coreanos no son extraños a la importancia de tal visión. Ellos siempre han sido altruistas y grandes soñadores. Hace más de dos mil años, en el antiguo país de Gojosen, nuestros ancestros fueron guiados por la filosofía de “Hong Ik Ingan” o por “el beneficio más grande de la humanidad.” Los Coreanos, hoy, son todavía familiares a esta idea en ambas, Corea del Norte y Corea del Sur.

Sin embargo, muchos expertos Coreanos reconocen que la reunificación plantea grandes desafíos. Hay una enorme desigualdad económica entre el Norte y el Sur, mucho más grande que aquella entre el Este y el Oeste de Alemania. Igualmente importante son las diferencias sociales y culturales entre estos dos países, incluso si son étnicamente iguales. Para poder entender su magnitud, uno solo necesita observar cuanta dificultad tienen los desertores Norcoreanos en adaptarse a las simples realidades de vida de cada día aquí en Seúl, Corea.

Como lo mencioné antes, los Coreanos pueden solos, seriamente, enfrentar los desafíos de la reunificación si nosotros, ambos en Sur y Norte, estamos claros en qué tipo de Corea Unida debe ser la nueva Corea y tener el compromiso para construir tal nación juntos.

Creo que la visión nacional debería estar arraigada en principios universales y valores basados en aspiraciones comunes de toda la humanidad. Esta es la única manera en la que podemos salvaguardar los derechos humanos y libertades que los Coreanos del Sur disfrutan actualmente, y garantizan esos mismos privilegios al Norte.

Damas y caballeros, este es un tiempo de gran oportunidad para Corea, en un escenario regional e incluso mundial. La crisis financiera mundial golpeo más fuerte a las economías desarrolladas del occidente del hemisferio norte, dejando a naciones emergentes del hemisferio sur relativamente ilesas.

Como resultado, el mundo desarrollado está cuestionando fundamentalmente los modelos de desarrollo y liderazgo dominantes del occidente hasta ahora. Muchos de ellos están mirando a Corea por su rápido reciente desarrollo económico y más importante su cultura Asiática.

Aun así, para ser un gran líder, Corea necesita ofrecer algo más que la promesa de una economía fuerte y reconocida por marcas corporativas globales.

Para entender mi punto, uno solo necesita mirar al vecino de Corea, Japón. Aunque es la tercera economía mas grande hoy, por las ultimas décadas estaba segundo en el ranking mundial después de Estados Unidos. Durante esa época, más allá de la abundancia de bienes consumibles, qué contribución significativa histórica ha hecho Japón a la región Asiática y al mundo?

Corea quiere seguir su ejemplo o quiere ofrecer un nuevo tipo de liderazgo que pueda tener efecto en el destino de Asia y el mundo?

Para soñar en grande y trazar un nuevo camino de liderazgo global, como nuestra filosofía ancestral del Hong Ik Ingan, los Coreanos deberían ser líderes morales e innovadores.

Para poder ser verdaderamente un líder de cualquier mérito o valor, uno debe tener la seriedad de la autoridad moral. En otras palabras, una posición de verdadero líder no debería reflejar cualquier interés de autoservicio personal o político sino beneficiar “el bien mayor” de la humanidad. Por ende, el aspecto moral del liderazgo provee una visión arraigada en aspiraciones universales, principios y valores, mientras el aspecto innovador del liderazgo provee un método a través del cual la visión puede ser realizada.

Ellos son como los dos lados de la moneda.

Si todos los Coreanos se convierten en lideres morales e innovadores que verdaderamente se adueñen del proceso de reunificación y, juntos, construyen una identidad nacional común; entonces, ellos podrán capturar la imaginación de todas las personas, ya que la paz y la esperanza en la península debería ser sentida como si resonara a lo largo de Asia del Este, la Orla del Pacífico y el mundo.

Como Coreanos, éste es nuestro desafío y, al mismo tiempo, nuestra oportunidad para ser líderes globales. Yo insto a todos los Coreanos a que aprovechen este momento y lideren el mundo con paz y coprosperidad a través de la visión de “Una Familia Bajo Dios” y defiendan los ideales de los derechos humanos fundamentales y libertades en esta era emergente de la Orla del Pacífico.

La Iniciativa de Paz de la Península Coreana y la Región Asiática

Damas y caballeros, en este contexto, la Convención Paz Global y su tema de “Construcción de Paz en el Este de Asia y Reunificación de la Península Coreana” no podría ser más apropiado. Distinguidos delegados de todo el mundo se han reunido para avanzar ideas importantes de iniciativas de interconfesionalidad y servicio, las cuales contribuyen al plan para la paz en el Este de Asia y la Península Coreana.

La dimensión regional es crucial como el reciente viaje del Presidente Obama y las reuniones regionales en Hawái e Indonesia.

Tenemos que reconocer que nuestro mundo ha entrado a la era de la Orla del Pacífico en la cual las naciones de Asia junto con los Estados Unidos deben encontrar una causa común.

Lo que sucede entre Corea del Norte y del Sur es sumamente complicado y se encuentra ligado a los principales países a su alrededor como Rusia, China, Japón, Mongolia y a grandes poblaciones de las naciones Pacíficas incluyendo los Estados Unidos y la comunidad ASEAN.

Esta Convención Paz Global en Seúl y su precedente Conferencia de Liderazgo Paz Global en Mongolia han iniciado un marco y generado una colección de asociaciones a lo largo de la región.

Nuestro FPG del Noreste de Asia y la Iniciativa de Paz de la Península Coreana están siendo lanzados en Mongolia y Corea, y a lo largo del Este de Asia con un amplio rango de asociaciones públicas y privadas. Este segundo intento de Iniciativa de paz de FPG de la sociedad civil uniéndose en asociación con gobiernos nacionales, corporaciones y filantropía ya ha establecido un intento record de resolución de conflictos y paz en lugares emergentes de todo el mundo, desde Mindanao en Filipinas, hasta Nepal y Kenia.

Una parte clave de esta conferencia es el lanzamiento de una Junta Parlamentaria del Este de Asia incluyendo no solo Corea y sus vecinos sino parlamentarios del Sureste, Sur y Centro de Asia como también en los Estados Unidos.

Juntos ellos abrirán nuevos canales de comunicación con Corea del Norte para asegurar la fundación de una comunidad pacífica en el Noreste de Asia.

También estamos complacidos de anunciar el lanzamiento del Instituto de Asia el cual ayudará a crear un plan de reunificación de Corea del Norte y Corea del Sur, a través de colaboraciones con otras instituciones de pensamiento, universidades y expertos en el mundo de la política y la academia.

Damas y caballeros, estamos situados en una encrucijada en la historia. Las opciones que hacemos hoy, y el liderazgo que exhibimos, tendrán un impacto de largo alcance en el futuro, no en el Este de Asia, sino a lo largo del mundo.

Quiero desafiar la nación de Corea a soñar en grande, pero también quiero desafiar a todos ustedes que vinieron de 35 naciones diferentes, a soñar en grande, como los dueños de nuestro sueño común, el sueño más grande de todos, el sueño de construir “Una Familia Bajo Dios.” Además, quiero desafiar especialmente a la nueva generación de Coreanos para que se conviertan en los maestros de su destino, como sus padres y abuelos lo hicieron después de la guerra.

Vamos a pavimentar el camino a la paz y reconciliación en esta península a través de unificar la visión de “Una Familia Bajo Dios,” y los principios y valores que esta engendra. Vamos a volvernos también líderes regionales que puedan arbitrar los intereses de los vecinos poderosos de Corea para mantener la paz y estabilidad en el Noreste de Asia y la Orla del Pacífico; y, lo más importante, vamos a volvernos líderes globales defendiendo los ideales de los derechos humanos fundamentales arraigados en valores y principios universales.

De este modo, vamos a establecer el escenario para una ética global que podría ser el suelo común para el entendimiento del diálogo y la resolución del conflicto.

Los aliento a que compartan sus mejores ideas, talentos y recursos en las deliberaciones de esta convención global y su culminante Declaración de Seúl.

Vamos a trabajar juntos para realizar un mundo de paz verdadero en el cual no solo los derechos humanos son respetados, y sus valores democráticos disfrutados, sino por lo más importante, las necesidades desesperadamente calamitosas de nuestros compatriotas—seres  humanos que viven en la pobreza absoluta, que están muriendo en la hambruna, y que están viviendo en regiones oprimidas, encuentren la luz de esperanza que viene de la visión, de reconocer que somos verdaderamente hijos e hijas de “Una Familia Bajo Dios.” Muchas gracias por unirse a este noble compromiso.