Esta semana los Estados Unidos celebra la Semana Nacional del Voluntariado. Quiero reconocer y agradecer a todos los voluntarios que sé están tocando vidas y transformando comunidades en todo el mundo.

Cuando pienso en el poder del servicio, recuerdo una comida humilde que tuve en un pequeño pueblo al Cenando en una aldea de Paraguaynorte de Paraguay.

Compartí una comida que se quedo grabada para siempre en mi corazón. A principios de 2008, yo era parte de un proyecto para mover el ganado a través del terreno áspero de la región del Chaco para el desarrollo de una granja. Era una caminata de 5 dias y 173 kilometros. En un país en el que existen profundas divisiones entre las clases económicas, fue hermoso ver a los niños de familias prominentes montar junto a los gauchos locales.

A lo largo del arreo de ganado llegamos a una pequeña aldea. Cuando los niños salieron a saludarnos, de impulso les di mi almuerzo, ya que era la única cosa que tenía para dar en ese momento.

En respuesta a ese gesto, las madres de la aldea nos invitaron a una comida. A base de su escasa cooperativa de pollos confeccionaron una generosa cena. Mientras comíamos, experimenté cómo el corazón de las madres del servicio fundió las fronteras entre nosotros, nos convertimos en una familia. Me emocionó que la gente con tan poco podía dar tanto. Fue esta la experiencia que consolidó mi creencia de que el Paraguay fue destinado a la grandeza.

Compartí estas impresiones profundas en una conferencia de paz y el desarrollo poco después. Tal vez capturo la imaginación de la ciudad de Asunción, ya que en julio, cuando pusimos en marcha el Festival para la Paz Global en Paraguay, la ciudad fue inspirada por el espíritu del servicio. Funcionarios de la ciudad se sorprendieron al ver a los jóvenes saliendo en masa a donar de lo poco que tenían para ayudar a los más necesitados. Las escuelas adoptaron los parques, comprometiéndose a mantener estos lugares públicos durante todo el año. Es maravilloso ver a estos esfuerzos convertirse en iniciativas creativas e impactantes. Recientemente cuatro escuelas ayudaron a crear el primer parque para ciegos en Paraguay. Vi a un simple acto de servicio iniciar una transformación de gran alcance.

Como el Dr. Martin Luther King, Jr. dijo: “Todo el mundo puede ser grande porque todo el mundo puede servir.” Y he visto a lo largo de los años que esto es tan cierto. Por lo tanto, a todos nuestros voluntarios en todo el mundo, quiero darle las gracias por traer el espíritu del servicio y la esperanza de la paz con todos los actos grandes y pequeños que hacen. Por favor, sepan que su inversión de tiempo y energía, de pasión y amor son sustanciales en la transformación del paisaje de nuestro mundo -empezando por su propia transformación y la ampliación de los que los rodean.

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