Los desafíos de la vida son un hecho. Son una parte de aprender y crecer.
Me gusta llevar a los jóvenes a la naturaleza para la formación del liderazgo, porque sé que la creación puede enseñarles la importancia de la actitud. No podemos controlar lo que la naturaleza nos arroja. Pero podemos controlar nuestra actitud. Debemos saludar a cada desafío con una actitud de humildad y gratitud.
Tenemos que afrontar cada reto con la actitud: “Tengo que superar este desafío. Tengo que establecer un buen precedente.”
Con esta actitud siempre vamos a encontrar un camino, y en el proceso de encontrar dicho camino podemos inspirar a muchos otros que podrían no tener la fuerza, la fortaleza, o la visión.
La actitud lo es todo.
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