Coalición de Renovación Estadounidense

La Coalición para la Renovación Estadounidense fue lanzad en Washington D.C. en la Cumbre de Líderes de Fe realizada en el 2010. La Coalición de Renovación Estadounidense es una red nacional de liderazgo dedicada a renovar nuestra visión y empoderar a nuestros ciudadanos para construir un Estados Unidos que viva de acuerdo a los ideales de su fundación. Su segundo simposio fue realizado en el 2012 en Atlanta, Georgia

Atlanta, Georgia – El siguiente es el discurso pronunciado por el Presidente Internacional de la Fundación Paz Global, el Sr. Young Jun Kim, en representación del Dr. Hyun Jin Moon en el Simposio de la Coalición de Renovación Estadounidense


 

Discurso Especial – Dr. Hyun Jin Preston Moon

Simposio de la Coalición para la Renovación Estadounidense

Atlanta, GA. – 20 de septiembre del 2012

Distinguidos líderes de fe, damas y caballeros. Buenos días, es muy significativo que este Simposio Nacional para la Coalición para la Renovación Estadounidense sea convocado aquí en Atlanta en este momento tan importante. Estos temas que serán discutidos son de gran importancia, a medida que nuestra nación enfrenta los desafíos significativos en el hogar y en el extranjero. Por un lado, nuestro mundo interconectado puede hacer erupción en conflicto y violencia con la intensidad cuando las sensibilidades religiosas y las emociones son provocadas. Al mismo tiempo, la descarga de los mensajes políticos durante esta temporada de campañas electorales que elevan el sentido que nos hemos convertido en personas altamente polarizadas y fragmentados, con prospectos oscuros de resolver los problemas en colaboración.

Desde mi punto de vista, es muy significativo que los que los líderes de fe de diferentes perspectivas e historiales se hayan convocado en este lugar para discutir la representación en el espacio público, nacionalmente y globalmente. Aunque los temas polémicos usualmente involucran dinámicas políticas, soluciones que pueden ser halladas más fácil cuando se comienza por los principios y valores. Dada la sabiduría común de nuestras varias tradiciones, los líderes de fe reconocen nuestra responsabilidad compartida por el bien común que pueda contribuir  a las soluciones de maneras únicas e innovadoras.

Las fuertes rivalidades políticas no son nuevas en nuestro discurso público. Aunque las divisiones contribuyen a nuestro ambiente polarizado hoy, de hecho la causa raíz es más fundamental. La política tiene su lugar en la sociedad civil, pero la salud de Estados Unidos no comienza y termina en el peso de las fortunas políticas.

De hecho nuestra nación no llegó a existir como resultado de una elección. Estados Unidos nació mediante la declaración de ciertos principios trascendentales. Aquellas “verdades autoevidentes” fueron la forma de la base de una nación en la cual el compromiso común de compartir los ideales y valores nos uniría como una nación bajo Dios.

Aquellos mismos principios y valores inspiraron los grandes hechos de valentía y autosacrificio en nuestra historia y fueron un motor para los grandes logros. Si algunas veces nos extraviamos del camino de la justicia y la verdad, nuestros principios y valores apuntarían el camino a tierras fértiles de libertad.

Desafortunadamente hoy la conciencia y la enseñanza de estos ideales fundadores han estado en decadencia. Como resultado, un Estados Unidos más moderno y diverso es menos capaz de reconocer lo que se define como nuestra única identidad nacional y nos hace un pueblo. El ambiente actual polarizado ha resultado del rompimiento del consenso de los valores comunes. Ese consenso fue forjado mediante la conciencia común del significado esencial de nuestros principios fundadores y los valores fundamentales implícitos en ellos.

Necesitamos reestablecer una firma y un entendimiento amplio de aquellos principios sagrados como un primer paso vital hacia la renovación de Estados Unidos. Para curar nuestra nación y unirla de nuevo, se necesita un gran despertar que encienda de nuevo nuestra visión, el sentido de providencia, y un propósito común. Porque como se expresó en Proverbios, hace mucho tiempo: “Donde no hay visión, el pueblo perece.”

Los Principios Esenciales de Estados Unidos

Yo cero firmemente que Estados Unidos es excepcional debido a sus principios esenciales. Como un Estadounidense por elección que ha viajado por todo el mundo, he ganado una perspectiva única que me ha ayudado a reconocer y apreciar el código genético distintivo de la grandeza de Estados Unidos. Por supuesto, fue en la Declaración de Independencia que estas ideas fueron codificadas por primera vez.

La idea de que nuestros derechos son dotados por Dios es el primer principio importante del excepcionalismo Estadounidense. Por todo el mundo, el valor humano ha sido determinado por factores externos, tales como: Raza, clase, costumbres culturales y lineas familiares, o algunas veces incluso por medios arbitrarios, como cuando se asigna el mandato o capricho de un tirano todopoderoso.

Contrario a eso, la Declaración Estadounidense asegura que Dios directamente dotó a cada individuo con autoridad intrínseca y el reclamo de sus derechos. Esta autoridad no puede ser usurpada por cualquier poder terrenal. Un gobierno justo, por lo tanto, es uno que deriva su autoridad de los gobernados y sus funciones para asegurar las bendiciones de libertad para todos.

La Declaración pronuncia un segundo valor esencial del excepcionalismo Estadounidense–que todas las personas son creadas iguales. Al declarar que somos “creados” iguales, se asegura que nuestro valor intrínseco esta conectado por siempre a los motivos e intenciones del Creador al tener que crearnos. Las tradiciones de fe de los fundadores de Estados Unidos han revelado que el motivo de Dios para crear pertenecieron al amor. La igualdad de la humanidad, pronunciada en la Declaración es un valor intrínseco establecido por el carácter paternal del amor de Dios para cada ser humano.

Además, el ser un Estadounidense no requiere un maquillaje racial, una cultura o un historial religioso en particular. Estados Unidos se trata de los principios trascendentales, los valores intrínsecos y las verdades autoevidentes. Es el consenso forjado alrededor de estos valores comunes el que mantiene nuestra nación diversa unida para permanecer como “una nación bajo Dios.”

Los documentos fundadores de Estados Unidos establecieron un modelo de la importancia esencial, el reconocimiento del Creador como la fuente de nuestros derechos inalienables en la Declaración de Independencia, y crear un sistema que reconozca la autoridad primaria de las personas en la Constitución. Estados Unidos se trata, primero que todo, de ideas, de importancia particular en la primera enmienda, garantizando nuestra libertad de expresión y religión, y estableciendo un precedente que ha hecho un impacto global para las libertades esenciales de habla, conciencia, y culto en todo lugar.

Las Raíces Espirituales del Patrimonio de Estados Unidos 

En mi punto de vista, la dimensión más importante del historial histórico de Estados Unidos es su patrimonio espiritual. Los Estadounidenses del comienzo fueron firmes creyentes de de que la mano de Dios estaba involucrada de cerca en las relaciones de la humanidad. Al creer que Dios es bueno, su fe les causó el prever un destino final de bondad y cumplimiento.  Por lo tanto, la dependencia en la divina providencia era su luz guía durante los tiempos difíciles.

Los primeros que establecieron Estados Unidos se vieron a sí mismos formados de acuerdo a los peregrinos de la Biblia, conectando su camino con las personalidades bíblicas, tales como: Abraham, Moisés, y los hijos de Israel. Ellos también fueron llamados por Dios con la visión de una nación celestial de liberación; una nación para la gloria de Dios al ser orgullosamente elevados como una ciudad brillante sobre la colina y un faro de esperanza para el mundo.

La historia de los primeros Ingleses que establecieron Estados Unidos es buen conocida. Pero deberíamos recordar que Estados Unidos tuvo otra historia de “peregrinos.” Aunque es menos conocida, en mi punto de vista es igualmente significativa para el patrimonio espiritual de Estados Unidos. Estos “peregrinos” olvidados no vinieron por elección propia si no por coacción, encadenados en la oscuridad profunda a los fondos de los barcos de esclavos. Aquellos navíos fueron bautizados con nombres como “Juan el Bautista” y la “Hermandad;” algunos inconscientes de la cruel hipocresía en tales nombres, dado su propósito maligno e inhumano.

Estos otros peregrinos Estadounidenses encontraron un camino diferente hacia la ciudad brillante de la libertad. Este fue uno que resonó con el camino de sufrimiento de Cristo. Mientras soportaban las cadenas de la esclavitud, ellos descubrieron en la historia de Jesús una promesa divina; que hay un poder redentor en el camino de el sufrimiento inmerecido. Sus esperanzas de libertad, justicia e inequidad para todos estaban firmemente anclados en esa visión de fe.

Aunque estuvieron en dos caminos diferentes, todos estos peregrinos, hombres y mujeres de fe, fueron los antepasados del sueño Estadounidense. Antes de que la Declaración fuera escrita, estos pioneros plantaron profundas raíces de fe, creyendo que la promesa de la libertad es para todos. Su fe los llevó a sobrepasar pruebas y tribulaciones en la búsqueda de esa promesa, en el proceso de formar el patrimonio profundo y variado espiritual de esta nación. El cumplimiento de ese sueño permanece como un trabajo en progreso, que requiere de nuestro continuo liderazgo e inversión para hacerlo una realidad viviente.

Yo creo firmemente que Dios ha bendecido a Estados Unidos no solo para este mismo si no para el bien del mundo. Así como una “ciudad brillante en la colina,” Estados Unidos debe dar  esperanza a todos como ejemplo de un mundo unificado. Estados Unidos debe ser un lugar donde las personas de todas las razas e historiales puedan descubrir la base profunda del valor humano; que “bajo Dios” todo ha sido dotado, equitativamente, con los mismos derechos esenciales. Estados Unidos debe vivir como una demostración de que todas las personas del mundo están aquí para ser una familia bajo Dios. Debería dejarse como un legado al mundo estas verdades autoevidentes que han sido definidas como las contribuciones únicas de Estados Unidos a la libertad religiosa, innovación, prosperidad y los principios de un gobierno justo. Las bendiciones son para ser compartidas con todos.

La Misión Común de la Renovación Estadounidense

Reconociendo esto, nosotros naturalmente consideramos si nuestra nación está alineada hoy con la esperanza de Dios para Estados Unidos. De hecho, observando la historia de las naciones similares comandados por Dios, podríamos concluir que la fortuna de la nación se elevará o caerá en proporción directa al haber cumplido o frustrado el propósito de Dios.

Entonces, ¿Dónde está situado Estados Unidos hoy? ¿Estamos en el camino correcto? Es Estados unidos una nación ética que complace a Dios? ¿Hemos sido verdaderos al pacto y al camino excepcional que Dios había sellado con nuestros antepasados? Si hacemos una evaluación honesta, creo que debemos concluir que ha Estados Unidos le falta muchísimo para cubrir esas expectativas, y en la necesidad urgente de una renovación. De hecho, corregir nuestro camino debería ser la prioridad más importante para cada líder de fe en Estados Unidos.

Los líderes de fe en Estados Unidos deberían ser los auxiliares y evangelistas de la esperanza de Dios para Estados Unidos; nuestro propósito nacional. Es su deber el reconocer y articular que Dios tiene un propósito y providencia para Estados unidos hoy. Juntos tenemos una misión común de abordar tres áreas importantes de preocupación.

Primero, debemos abordar el crecimiento libre de ideas y comportamientos que niegan a Dios. El impacto de la cultura popular de Estados unidos que promueve los deseos y apetitos sin limites están acelerando la nación al precipicio del colapso moral. Solo si permanecemos juntos podemos frenar esta tendencia. La vida pública Estadounidense debería ser fortalecida bajo la luz guía de las virtudes arraigadas en las tradiciones de fe Estadounidenses.

Segundo, debemos abordar la falta de confianza y cooperación entre aquellos que afirman una creencia en Dios. Las diferencias en denominación y las tradiciones de fe, raza, cultura, han causado que nos separemos. Sin embargo, las personas de fe tienen mucho en común, especialmente en lo que respecta a los valores básicos humanos y de la familia.  Es de importancia vital que las personas de fe trabajen en una causa común para promover los valores comunes, para que en asociación podamos ejercer una influencia moral enfocada y positiva en la vida pública de nuestra nación.

Tercero, debemos abordar el impacto urgente en la juventud como resultado de la confusión moral y el rompimiento familiar. Debemos elevar y fortalecer la familia como la base espiritual de la sociedad, esencial para moldear el buen carácter y los valores comunes para las generaciones subsiguientes. Nosotros necesitamos el liderazgo moral e innovador con visión e ideales claros que inspiren y guíen a nuestra juventud.

La Coalición para la Renovación Estadounidense puede ser un instrumento al abordar estos grandes deberes hacia el cumplimiento de nuestro propósito nacional. Una red de liderazgo como CAR puede representar un rol significativo al movilizar las bases del movimiento que une efectivamente los valores compartidos y las preocupaciones comunes de las comunidades de fe diversas en Estados Unidos dentro del espacio público. Desde los gobiernos municipales de Estados Unidos, hasta los gobiernos de poder de la capital de nuestra nación, CAR puede dar voz a las preocupaciones y a la urgencia moral para las recomendaciones de esta gran fuerza para el bien hallada en los hombres y mujeres de fe a lo largo de nuestra nación.

En un nivel muy práctico, creo que CAR resaltaría el significado de la primera enmienda y defendería su aplicación propia. Eso significa primero, promover la inclusión y el rol propio de la fe en el espacio público, unirnos a la interacción dinámica de las comunidades de fe al construir un consenso sobre los valores comunes. Esa es la misión común de todas las personas de fe al trabajar juntas hacia el bien mayor de una sociedad ética. Al mismo tiempo, la libertad religiosa es nuestro derecho sagrado, y deberíamos elevar y sostener nuestra primera enmienda para que garantice la libertad de culto y expresión. Un espacio público dinámico que incluya las contribuciones de las comunidades de fe al construir un consenso sobre valores, combinado con expresiones robustas y diversas de libertad religiosa, provee un ambiente rico para que los frutos de libertad florezcan.

Yo aplaudo y aliento los esfuerzos de la Coalición para la Renovación Estadounidense para despertar el espíritu y el compromiso de nuestros ciudadanos para abordar los desafíos serios ante nosotros. Uniéndonos, organizando y movilizando a las personas de fe y conciencia en iniciativas bases que ponen nuestros principios en acción es un emprendimiento oportuno y esencial. El redespertar de Estados Unidos a su sentido de providencia y resolución para ser un modelo efectivo para una sociedad pluralista que honre a Dios tiene mayores implicaciones no solo para EEUU si no para el hemisferio entero y el mundo.

Damas y caballeros, yo me estoy uniendo hoy al llamado para el despertar. Como líderes de fe vamos a tomar nuestra visión común para despertar el espíritu Estadounidense y el carácter, que juntos podamos elevarnos sobre las divisiones políticas y otras divisiones, y construir un Estados Unidos que viva de acuerdo a sus ideales fundadores.

Que Dios los bendiga a ustedes y a sus familias.

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