Fundador de Global Peace Foundation firmando La Declaración.

El Dr. Hyun Jin Moon firmando La Declaración.

 

Nosotros, ex mandatarios de diferentes naciones y líderes de distintos ámbitos latinoamericanos y de los Estados Unidos de América, reunidos en la Conferencia realizada en Atlanta, EE.UU., entre los días, 28 de Noviembre y 1º de Diciembre de 2012, expresamos nuestra convicción de que estamos ante una oportunidad histórica para que América (norte, centro y sur) inicie una nueva era en sus relaciones, dejando atrás el pasado signado por desencuentros.

 

Una nueva época, guiada por la tolerancia, el respeto y la solidaridad, que finalmente han de convertir a las Américas en ese continente prometedor que soñaron los grandes patriotas, sabios y santos americanos y por el que muchos ofrendaron sus vidas.  Ni la desidia ni el egoísmo deben frustrar este destino.

 

Evocamos en esta ocasión, con profundo respeto, el inicio del mismo Preámbulo de la Declaración de la Independencia de esta noble tierra que nos acoge: “Consideramos evidentes por sí mismas las verdades siguientes: todos los hombres fueron creados iguales; el Creador los ha dotado de ciertos derechos inalienables, entre estos derechos consta la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad…”. Reivindicamos estos principios como un patrimonio de toda la Humanidad.

 

DECLARACIÓN

Concluidas las deliberaciones nos permitimos declarar lo siguiente:

 

Primero

Reafirmamos en todos sus términos la Declaración de Asunción (Paraguay), del 21 de octubre de 2010, como síntesis de nuestro propósito originario y base que guía nuestro esfuerzo. En ella, por encima de cualquier convicción ideológica o profesión religiosa, se convino “Ratificar nuestra fe en el Creador, quién dotó al ser humano con valor y dignidad únicos” y afirmar la necesidad de “Reavivar los valores y virtudes cívicas que reflejen las mejores tradiciones espirituales, democráticas y plurales de la humanidad en el continente y el  mundo”.

 

Segundo

Que, concordante con lo anterior recordando tanto en la declaración de los Peregrinos del Mayflower y los Padres Fundadores de los EE.UU., como en el pensamiento de los Próceres de la Independencia de América Latina, reafirmamos que la libertad y el orden que conceden la democracia y el sistema republicano, exigen las máximas virtudes éticas y cívicas de cada ciudadano, en particular de aquellos que tienen la responsabilidad de la administración de los asuntos públicos de cada Estado.

 

Tercero

Nuestro total y firme compromiso de oponernos a un eventual retorno, en nuestro hemisferio, a cualquier tipo de  dictadura o autoritarismo, que socavan la libertad y el desarrollo pleno de cada persona. Del mismo modo, toda forma de violencia o discriminación por el solo hecho de pensar diferente o pertenecer a una determinada clase o nacionalidad.

 

Cuarto

Que en estos tiempos de mayor incertidumbre en las tendencias globales de orden económico y financiero, América Latina y los Estados Unidos de América,  deben  estrechar lazos – basados en el respeto mutuo y la búsqueda del beneficio común – fortaleciendo el comercio, las inversiones, el intercambio de experiencias y tecnología a largo plazo.

 

Quinto

Que una Educación de calidad, es el requisito indispensable para el bienestar integral. Calidad que  implica también la formación del carácter moral, conducente a formar ciudadanos con una mayor confianza en sí mismos, y a profesionales honestos y capaces. En suma, preparar a ciudadanos  calificados de mente y cuerpo, para aportar servicio, creatividad y nuevas realizaciones para sus sociedades.

 

Sexto

Afirmamos que la unidad e integración de las Américas  debe basarse en el reconocimiento de las identidades y respeto de las diferencias, y que los esfuerzos deben orientarse a obtener en nuestras relaciones no nuestras particulares ventajas sino nuestras ventajas en la ventaja común, basadas en la solidaridad.

 

Dicho todo lo anterior queda por señalar que entre todos los desafíos y metas que enfrentan las Américas, no hay ninguno cercano en importancia que el de promover un gran despertar espiritual y ético, que traiga a su vez, por añadidura, un renacer social, político y económico.

 

Para que esto y lo demás que hemos proclamado se conviertan en una auténtica guía de nuestra gesta, apoyamos firmemente la recién creada MISIÓN PRESIDENCIAL LATINOAMERICANA, como ejemplo de liderazgo, testimonio y acción al servicio de la región.

 

Que nuestras conciencias y nuestros corazones guíen nuestros pensamientos y acciones y que el bienestar de nuestros pueblos sea el principal fin de nuestros trabajos para que las Américas sean una luz en el camino de hacer del mundo una sola Familia bajo Dios.

Un Momento Histórico. El lanzamiento oficial de La Misión Presidencial Latinoamericana.

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