Esforzándose un poquito más allá
Conozca a Nathan Breland – un experimentado líder de aventuras al campo abierto, certificado por True North Adventures, con las montañas de Montana en su bolsillo trasero. Pero incluso las pendientes más pronunciadas de Montana no pudieron prepararlo completamente para la Costa Olímpica de Washington, donde él y su equipo estuvieron a merced del flujo del Océano Pacifico.
Una semana después, Nathan repasó sus cuatro días de aventuras: “Me di cuenta cuan serio es estar afuera en la naturaleza. No hay nidos seguros allá afuera.”
Un esfuerzo extra
Desde el comienzo, Nathan y su equipo enfrentaron la cruda realidad, que no había nada entre ellos y la naturaleza mientras ellos se apresuraban a encontrar un lugar para acampar en la desvaneciente luz. Su sendero iba justo por la costa. En las noches la marea crecía, haciendo de la playa un lugar traicionero para poner las carpas.
Ellos se aventuraron a una tierra más alta, desafiando montañas escarpadas inexploradas, caminando por el barro, un paso a la vez, a los lados y diagonalmente para no deslizarse. La experiencia de Nathan caminando por montañas le enseñó que antes de la cumbre final, siempre hay una brecha. En el caso de esta montaña, la subida antes de la cresta era bastante empinada. Algunos miembros del equipo pidieron para establecer sus carpas ahí, pero Nathan los llevó un poco más allá para llegar al lugar más seguro. “Algunas veces, como líder hay tiene que tomar riesgos, incluso si no parece lo más seguro.” Nathan dijo en su retrospectiva: “Ustedes tienen que hacer el esfuerzo necesario para llevar al equipo a una seguridad real.”
Para adelante, nunca para atrás
Cada día era una carrera contra la marea. En el segundo día, el equipo de Nathan se dio cuenta que para ganarle a la marea ellos tenían que caminar cinco millas en tres horas. El ritmo de paso normal en ese tipo de terreno es una milla por hora. Pero el equipo entendió el desafío e hizo una meta colectiva para llegar a un punto seguro antes de que la marea subiera. Como Nathan lo dice: “Bajamos y nos ensuciamos,” ellos caminaron rápido y pasaron la zona de peligro antes de la marea alta. Pero mientras celebraban su victoria se dieron cuenta que habían mas puntos peligrosos adelante que no fueron marcados en el mapa.
Mientras la marea se enrollaba, el equipo de Nathan se quedó en un risco y vió como el camino desaparecía debajo de las olas del océano pacifico, dejando solo una opción — caminar a la luz de las estrellas. Ellos caminaron arriba de las montañas costeras con el único mapa topográfico que tenían para identificar donde estaban. Mientras la oscuridad se aproximaba, ellos se daban cuenta que no habían encontrado lugar para acampar. El camino era demasiado empinado para quedarse ahí, pero si ellos regresaban estaría muy oscuro. Entonces, Nathan instó a tomar el riesgo y forjar adelante en el camino empinado. De manera gratificante, incluso el mayor de los miembros del equipo llego a salvo al campamento.
Nathan reflexiona:”Algunas veces hay que hacer un esfuerzo extra y así lograr lo que usted nunca pensó que sería posible.”
El peso del liderazgo
Kimihira Miyake lideró un equipo desde un punto situado al extremo norte hasta el campamento base. Él lo describió como: “País de Crepúsculo.” Para el equipo de Kimihira, la marea era un factor constante: Determinaba cuando viajaban, que tan lejos tenían que viajar y donde acampaban, siendo este último el más desafiante.
Repasando esas noches al parecer desesperanzadas, oscuras y lluviosas, sin lugar para acampar a la vista, la marea creciente golpeando sus botas y sombras de algas espinosas mirándolos, esto es lo que Kimihira escribió:
“Aprendí acerca de la carga del liderazgo. El liderazgo no es una posición gloriosa donde pueden sentir que su valor es más alto que el de los demás. Es una posición asustadiza que sostiene mucho peso. Eso realmente me abatió el tercer día cuando tuvimos que continuar caminando hasta encontrar nuestro lugar para acampar mientras las olas se acercaban. Yo estaba consumido en mis pensamientos, esperando respuestas que pudieran darme otros o que algo sucediera milagrosamente como encontrar un lugar de campamento cerca. Al final, me di cuenta que no podía tener esa mentalidad de dependencia. No podía esperar hasta que las circunstancias se volvieran favorables. Tenía que moldear mis circunstancias al hacer mis decisiones. Yo tuve que tomar responsabilidad. Tuve que aprender el proceso a pesar de este peso, y lo que necesitaba hacer era cumplir la responsabilidad adjunta a mi posición. La respuesta que halle fue vivir por el bien de los demás.”
El obstáculo más grande
En la tercera noche, el equipo de Kimihira no encontró donde acampar antes de la oscuridad. Cuando caía la noche, Kimihira recordó: “Yo podía escuchar el sonido de las olas rompiendo cerca de nosotros.” A su derecha estaba la marea creciente y a su izquierda las rocas imponentes.
Kimihira había calculado que ellos podían caminar once millas para llegar a su lugar de campamento. Ellos comenzaron a caminar desde las cinco de la mañana y caminaron doce horas sin parar, pero leves errores de cálculo de la marea y la distancia al campamento dejaron al equipo de Kimihira en la playa sin un lugar para acampar.
Kimihira expresó su conflicto más profundo: “Desde que cometí ese error, estaba luchando conmigo mismo: “‘Si yo solo hubiera decidido ir adelante, nos hubiéramos dado cuenta antes.’ ‘Si yo hubiera explorado más adelante para asegurar que llegáramos a nuestro destino final.'” Mientras tanto, el equipo comenzó separarse: Los miembros más rápidos siguieron más y más adelante, mientras los más lentos se quedaban demasiado atrás.
Finalmente, la marea subió y el equipo llegó a una parada. Kimihira notó que todos lo estaban mirando como líder de equipo para dar el ultimátum. Él pudo esperar a que algo pasara o hacer que algo pasara. La seguridad de todos se convirtió en su prioridad. En ese momento el prometió que todos iban a llegar sanos y salvos.
El comenzó a escalar una pendiente lodosa para encontrar un suelo más alto para su equipo. Ellos tenían una cuerda que fue rescatada por un miembro del equipo, un antiguo explorador que sabía cómo “estar siempre preparado.” Esto los llevo a lo alto de la pendiente. El área tenia espacio para hacer un espacio para una carpa y para el resto dormir en bolsas de dormir. Kimihira escribe después: “Yo en realidad no sabía cuan alta hubiera sido la marea como para alcanzarnos o si esta fue la mejor decisión. Pero de lo que estoy seguro es que escuche los troncos que estaban abajo en la playa chocándose los unos con los otros durante la noche.”
Este gran obstáculo sacó el verdadero mérito de cada uno de los miembros. Todos, incluso algunos miembros del equipo que se enfermaron mantuvieron su espíritu alto. Y todos pusieron de si para hacer que la situación funcionara, algunos hicieron comida para calentar el resto del equipo, otros despejaron los arbustos del área para tener suficiente espacio de dormir en una carpa y en bolsas de dormir.
Kimihira expresó su júbilo al día siguiente cuando llegaron al campamento base: “A medida que la última persona puso su pie sobre el otro lado de la playa después haberla rodeado, sentí mucho orgullo de todos los que reconocieron su logro. Este sentimiento es algo que nunca voy a olvidar.”
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