Fuente: Deutsches Bundesarchiv (Archivo Federal Alemán)

Montagsdemonstration in Leipzig

Las personas que tienen edad suficiente, recuerdan las poderosas imágenes del 9 de noviembre de 1989, el colapso del muro de Berlin. Alemanes del Este y Oeste escalando el muro para abrazar las murallas que solían estar atadas con alambre de púas. El muro de concreto siendo demolido por todos los medios: Grúas, martillos y solo con las manos.

Lo que es a menudo pasado por alto es la repentina marejada de protestas públicas en el otoño de 1989. Este movimiento era “Die Wende” (el momento crucial) que llevo a la caída del muro de Berlín y finalmente a la unificación Alemana.

Hasta ese punto, a pesar de la apertura de la URSS a través de la Perestroika and Glasnost, y la descongelación de las relaciones de la Guerra Fría, muchos vecinos Europeos expresaron fuertes reservaciones acerca de la unificación Alemana. Entre ellos estuvieron la Primera Ministra Margaret Thatcher y el Presidente Francés François Mitterrand quien notificó en contra de los peligros de un creciente poder Alemán.

Fue la “Friedliche Revolution” o la Revolución Pacifica la que inclinó las balanzas. Y en el corazón de esta revolución estuvo la iglesia protestante.

Hasta ese punto, la voz de la sociedad civil en Alemania del Este estaba controlada muy de cerca. Incluso la escasa disidencia que venía de círculos académicos e intelectuales estaba dispersa. Por otra parte, escritores tuvieron que auto detectar para sobrevivirla cercana vigilancia del Partido de Unidad de Alemania (SED). Lo que SED no anticipó, fue la voz de la Iglesia Protestante.

En Alemania del Este, la iglesia Protestante y la Republica Democrática Alemana tuvo que llegar a un entendimiento que le permitió a la iglesia sobrevivir en aquel régimen sin Dios. La iglesia pudo permanecer sin política y de esta manera, autónoma. Los seminarios Teológicos en Alemania fueron los únicos lugares donde la membresía de SED no fue requerida. (Desobediencia Civil)

Cuando preguntaron porque el Pastor Christian Führer de la Iglesia San Nicolás (Nikolaikirche) en Leipzig (el corazón de todas las protestas) se comprometió, el citó a Dietrich Bonheoffer, un ministro Alemán protestante conocido por su franca lucha en contra del régimen Nazi: “La iglesia es sólo la iglesia cuando esta ahí para los demás.”

En 1983, Fuhrer comenzó las Plegarias por la Paz (Friedensgebet) en su iglesia. Cada lunes a las 5 pm, la iglesia abrió sus puertas a todos los que quisieran orar por la paz. El servicio de oración comenzaba con la lectura de las “Beatitudes,” “Bendecidos sean los pacificadores…”

El servicio de oración se volvió un lugar abierto y seguro para que los Alemanes del Este discutieran sus preocupaciones. También fue un espacio para que la Iglesia interactuara la moral y la ética con problemas sociales como la creciente amenaza de la guerra nuclear y el estancamiento del régimen de Alemania del Este.

En el otoño de 1989, las oraciones por la paz del lunes florecieron de cientos a miles. Führer recuerda: “Ellos (las personas) trajeron las masas.” El 9 de octubre, días después de la Republica Democrática Alemana el gobierno había organizado su cuadragésima celebración de aniversario, reunieron 70 mil personas.

Plauen, Demonstration vor dem Rathaus

No había seguridad de que las protestas serian pacificas (Spiegel). Solo unas semanas antes, los protestantes fueron golpeados por el Statzi. A pesar de las amenazas, pastores y oradores instaron a los protestantes a permanecer pacificos. A medida que las personas inundaron la plaza de Leipzig, iglesias alrededor abrieron sus puertas para acomodar el sobreflujo.

Las únicas armas empuñadas por la multitud pacifica fueron velas y pancartas diciendo: “Wir sind das volk” (nosotros somos el pueblo). Esa noche, no hubo violencia. La noticia de las protestas pacíficas fue esparcida del Este al Oeste de Alemania, e inspiró a otros para seguir el ejemplo. Las protestas, combinadas con el masivo éxodo de Alemanes del Este volando a Alemania del Oeste a través de Hungría, forzó a la Secretaria General Erich Honecker para renunciar. Por el 7 de noviembre, el gobierno entero de Alemania del Este renuncio. El 9 de noviembre el muro de Berlín se vino abajo.

Por marzo de 1990, algunos meses después de la caída del muro de Berlín, Alemania del Este sostuvo sus primeras elecciones libres de las diferentes partes y siete meses después, en octubre, Alemania fue oficialmente reunificada.

La integración económica tomaría incluso más tiempo; y de acuerdo a la Canciller Angela Merkel, la “unificación interna” de las culturas dispares aún continúa.

Sin embargo, la victoria de la Revolución Pacifica fueron las “protestas sin violencia que pudieron caer en un sistema de dictadura que muchos Occidentales creyeron inquebrantables.” (Desobediencia civil) A diferencia de la revolución violenta de Rumania, la cual dejó miles de muertos y ejecutaron al antiguo dictador Nicolae Ceauşescu y a su esposa, las protestas pacíficas que barrieron Alemania del Este permitieron una transformación pacífica y rápida del sistema político.

La revolución pacifica fue un despertar de los Alemanes del Este al ideal de paz. Este fue encabezado por los ministros protestantes quienes fueron inspirados por el ejemplo de otros líderes religiosos como pastores de los Derechos Civiles Americanos y Dietrich Bonheoffer, quien se salió de la estrecha esfera religiosa para entrar en la plaza pública a comprometer la ética de su fe en las cuestiones sociales y políticas de la actualidad.

Hoy Leipzig es recordado como la ciudad heroína, “heldenstadt.”

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