El Sábado 27 de julio de 1953 fue firmada la tregua que estableció un cese al fuego entre Corea del Norte y Corea del Sur.
Al Norte se realizaron celebraciones militares, y al Sur, las conmemoraciones sombrías recordaron la muerte de 1.2 millones de personas asesinadas en ambos lados de la frontera. En los Estados Unidos, el Presidente Obama citó el florecimiento de la economía y la democracia Surcoreana para declarar una clara “victoria” de la Guerra Coreana al frente de los veteranos de la Guerra de Corea.
Aunque la realidad es que a pesar del sacrificio de hombres y mujeres alrededor del mundo, la paz aún no ha sido alcanzada en la Península Coreana. Ésta permanece dividida. La guerra fría no ha terminado. El conflicto civil continúa, y su capítulo de la historia Coreana no tiene conclusión. Corea permanece como uno de los puntos de tensión y una amenaza para la seguridad global.
Es una posición excepcional para la gente Coreana, una oportunidad para establecer un precedente de paz. Con 49.78 millones de Coreanos en el Sur, 24.45 millones en el norte, y más de 6.8 millones en diáspora, si la gente Coreana puede recoger la autoridad moral necesitada para lograr que este conflicto civil llegue a su fin, nacería una nación modelo y se establecería la seguridad en el norte de Asia oriental.
El Dr. Moon ha instado a los Coreanos, del Norte y del Sur, a descubrir una visión común que pueda curar la división ideológica que ha cicatrizado en la península y dividido familias por 60 años.
La filosofía fundadora del antiguo Reino Go Chosun, Hongik Ingan provee un punto de partida en la historia Coreana compartida. Hongik Ingan enseña la ética de vivir por el beneficio de toda la humanidad y es la fundación del gobierno basado en principios, sin poder o personalidad.
Una nación basada en tal filosofía debería lograr la esperanza de la historia humana: Una nación que reconoce la soberanía de un creador que defiende los derechos fundamentales y las libertades de cada humano. En la Conferencia Global de Liderazgo en Seúl, Corea en 2012, el Dr. Moon denomino este sueño como el Sueño Coreano.
Este momento es divinamente preparado para la gente Coreana. Los primeros pasos deberían revivir la ética del Hongik Ingan, comenzando por vivir no solo por el propio enriquecimiento de Corea, sino por el bien del mundo. Corea del Sur está en una posición excepcional para cultivar las regiones en desarrollo debido a su historia única de crecimiento económico milagroso.
Si los Coreanos pueden asegurar la paz en la península, esto podría convertirse en una de las naciones más influyentes del siglo XXI.
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