En 1776, Estados Unidos condujo un experimento revolucionario. Los padres fundadores de Estados Unidos enunciaron una visión ambiciosa. Cuando las monarquías fueron escogidas como una forma de gobierno, ellos se establecieron para probar que un gobierno podría ser dirigido “del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.”
Sin embargo, el experimento tomó más que solo inspirar individuos proponiendo una visión; les tomó a hombres y mujeres de carácter cuya conducta cuidadosa trajo la visión a la vida real. Ésta es la importancia de los precedentes.
El Dr. Moon recientemente comentó: “Si no fuera por los George Washingtons, Thomas Jeffersons, y Madisons, si no hubieran Abraham Lincolns, el experimento de Estados Unidos hubiera fracasado muchas veces.”
Estos presidentes definieron y sostuvieron los principios morales y éticos necesarios para el crecimiento de Estados Unidos. En su discurso de despedida, George Washington, el primer Presidente de Estados Unidos reconoció la importancia crítica de la moralidad para la longevidad de la nación: “Esto es substancialmente verdadero, que la virtud y la moralidad son una fuente necesaria del gobierno popular.”
Cariñosamente llamado el padre de esta nación, Washington estableció el curso de la nación de muchas maneras.
Monarquía o Republica
Se podría decir que la firma de Washington se compromete al experimento republicano que aseguró el futuro de Estados Unidos como una república y no una monarquía.
En las discusiones tempranas de la Independencia de Estados Unidos hubo una opinión significativa de que los Estadounidenses deberían convertirse a la monarquía. Lewis Nicola, uno de los oficiales de Washington, escribió a Washington en 1782, sugiriendo a Washington que se volviera rey de los Estados Unidos. Washington corrigió firmemente a Nicola. “Veta estos pensamientos de tu mente, y nunca los comunique, de usted mismo, o cualquier otra persona, un sentimiento de tal naturaleza.”
Desde el comienzo Washington evitó la posición, solo ascendió para cumplir su deber como siervo público. Él aceptó la Presidencia con una deferencia pública a las “citaciones públicas” del pueblo y la voluntad del “Ser Todopoderoso.”
Él declinó los títulos tales como “Su Excelencia” y “Sir” y tomó el simple título de “Señor Presidente.” En su discurso inaugural Washington incluso rechazó el salario, el cual aceptó después de haber sido aconsejado que un salario podría disipar la imagen de que solo los individuos adinerados y autosuficientes podrían ser candidatos a rangos oficiales.
Washington estuvo de acuerdo a permanecer por un segundo término solo después de que fue convencido que él podría ayudar a calmar la brecha entre los partidistas que amenazó la nación novata. Después de servir por segunda vez, él agradecido se retiró, incluso en medio de llamados para un tercer término.
Su servicio desinteresado al público todavía se le informa a los servidores públicos hoy.
Libertad de Conciencia
En algunas ocasiones, Washington expresó que: “…razón y experiencia pueden prohibirnos estar a la expectación de la moralidad nacional que puede prevalecer en exclusión del principio religioso.” Para Washington la religión era la base de la virtud, un ingrediente crítico para hacer la función de la república. Él también creyó que la mayoría de las religiones compartían principios fundamentales. Él protegió la libertad de conciencia y libertad de práctica religiosa.
Poco después de su primera elección, George Washington escribió una carta a la Congregación Hebrea en Newport, Rhode Island, que se ha convertido en una afirmación eterna del compromiso de los Estados Unidos a la libertad religiosa. “El Gobierno de los Estados Unidos,” escribió el, “da intolerancia a la sanción, no asistencia a la persecución, requiere solo que aquellos que vivan bajo su protección deberían degradarse a ellos mismos como buenos ciudadanos…” En su discurso de despedida el urgió a los Estadounidenses a reconocer y estar orgullosos de su identidad nacional común, describiendo las diferencias religiosas, culturales y políticas como “Leves sombras de diferencia.”
La libertad religiosa es un cumplimiento significativo de los Estados Unidos de América.
Conclusión
Hoy, Washington está en el rango de los tres presidentes más respetados. (89% lo ven favorablemente de acuerdo a las encuestas de normas públicas.)
Su precedente dio substancia a los principios y valores que formaron la visión del experimento Estadounidense -que “todos los hombres son creados iguales y dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables” y un gobierno que es llamado a proteger y asegurar esos derechos.
Washington fue agudamente consciente del impacto de sus acciones en los futuros Estadounidenses. Él dijo: “La ambición más alta de cada Estadounidense debería ser extender sus puntos de vista más allá de sí mismos, y estar al tanto que su conducta no solo afecta a sí mismo, su país, y su posteridad inmediata; si no que su influencia puede ser coextendida con el mundo, y estampar felicidad política o miseria en eras todavía por nacer.” (Pennsylvania in 1789)
Cualquier visión que valga la pena necesita hombres y mujeres de carácter que establezcan los precedentes que produzcan vida.
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