El 11 de febrero, La Surcoreana Lee Sang-Hwa recibió la medalla de oro en el área de patinaje de velocidad de 500 metros para mujeres. No hubo un concurso competitivo. Lee se adelantó limpiamente batiendo un record en los juegos Olímpicos de 37.28 segundos. Ella también batió el record combinado anterior de 1 minuto y 14.75 segundos por solo cinco décimas de segundo a 1 minuto y 14.70 segundos.
Pero ella fue modesta con su victoria. AP la reportó diciendo: “No me gusta ser considerada un fenómeno en mi país. Yo no soy una estrella. No me gusta escuchar eso una y otra vez.”
Hace dos años, unos cuantos atletas de la nación con una población de menos de 50 millones sorprendieron al mundo en las Olimpiadas de Londres: El casi mendigo saltador recibió la medalla de oro con su movida original: “El Yang,” Kim Hyeon-Yoo, el luchador con el ojo hinchado y su medalla de oro duramente ganada, el equipo de futbol Coreano que nunca había recibido una medalla antes, recibió una medalla de bronce.
Lee es otro ejemplo de lo que el Dr. Moon llamó el “excepcionalismo” del carácter Coreano. Él dijo a los participantes de la Conferencia de Liderazgo Paz Global: “Soñamos en grande, desafiamos las adversidades, y logramos lo que otros creen imposible. Somos autosuficientes, y somos innovadores creativos al enfrentar nuevos desafíos.” Esta cualidad es lo que ha impulsado las contribuciones recientes de Corea a la tecnología, sistemas de información, gobierno, y cultura. Y en el corazón de este impulso por la excelencia está la ética para vivir por el beneficio de la humanidad.
A medida que Corea comienza a considerar la Unificación, ésta necesitará carácter de excepcionalismo ahora más que nunca. El territorio esta inexplorado y el proceso nadie lo ha tratado. Esto requerirá determinación firme para una visión, y una disposición para tratar lo imposible.
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