La importancia de la piedad filial en la sociedad Coreana ha sido un tema de escrutinio y discusión por décadas, si no por siglos. La relación padre-hijo es valorada en Corea hasta un punto en el que se distingue a sí mismo incluso entre las naciones del este de Asia. Las historias del tema de la piedad filial abundan en las queridas creencias Coreanas y el psiquis colectivo. Durante la Dinastía Chosun, el gobierno premió oficialmente los actos de piedad filial y devoción. Y nada más ni nada menos erudito que el auténtico Arnold Toynbee citó que: “Las [enseñanzas] Coreanas de hyo, su práctica de respetar el sistema de familia tradicional y antigua son una de las más finas entre los pensamientos del mundo.”
Sin embargo, hay un artículo del Washington Post citó que cita que “en los últimos 15 años, el porcentaje de niños que piensan que deberían cuidar sus padres ha reducido de un 90% a un 37% de acuerdo a las encuestas del gobierno.” Aunque las razones para este cambio dramático en las actitudes hacia la tercera edad no son claras, la pobreza, la negligencia y las alarmantes tasas de suicidio entre los miembros de la tercera edad en Corea del Sur son indicadores lúgubres de esta tendencia. La tercera edad en Corea del Sur que una vez lideró al “milagro del Rio Han” económico ahora, irónicamente sufre de las tazas más altas de pobreza entre la naciones OECD (siglas en Inglés) con un 49.3% en el 2012. Los esfuerzos del gobierno para frenar los suicidios de la tercera edad incluyen una clase del buen morir, pero esta no aborda los mayores problemas sociales de las actitudes y normas de la sociedad Coreana en general hacia su propia tercera edad.
En el libro El Sueño Coreano, la espiral descendente de las normas sociales Coreanas y la pérdida de la que fue alguna vez la virtud más preciada está arraigada a una pérdida de la identidad y al perjuicio de la sociedad Coreana en general. La competencia despiadada la ambición intensa, y la excesiva indulgencia en Corea del Sur ha contribuido a una indiferencia más general para a los demás, especialmente a los más necesitados. Esto ha conllevado a incidentes espantosos tales como la tan publicada tragedia del Ferry de Seúl en el 2014. En el Norte, vemos los efectos inhumanos de una autocracia absoluta basada en un materialismo ateísta que tiene poco interés por los seres humanos o las relaciones. El desarrollo de estos dos sistemas que podrían ser primero atribuidos a los años de la influencia cultural occidental, la traumática Guerra Coreana y la invasión colonial Japonesa antes de ésta.
A luz de estos factores y para frenar las tendencias actuales, es natural sugerir un cambio a lo que había antes — a la cultura patrimonial Coreana que data de 5000 años atrás. Es de suma importancia que esto no sea un regreso a un pasado dorado ilusorio si no un regreso a las aspiraciones e ideales más altos que han sostenido al pueblo Coreano a lo largo de la historia. Estos ideales son — en resumen — fundados y consagrados a la historia de Tangun y el principio del Hongik Ingan.
En nuestra primera exploración de la historia de Tangun, observábamos el sentido Coreano de la dignidad humana como fundamentada en lo divino. Aquí vemos a Tangun y a su padre, Hawneung y las expresiones significativas de piedad filial entretejidas a lo largo de ambas historias. Aquí la idea de la piedad filial es implicada en lugar de declarada y atada al concepto Coreano del yo no como un individuo si no como una continuidad de otros, así como lo hablamos en el artículo sobre el uso Coreano de la palabra “uri.” Uno asume que el deseo de Hwaneung de implementar y emular en la tierra las reglas de su padre en los cielos es una expresión de honor y respeto a su padre. Incluso en un estudio superficial de las relaciones entre los padres e hijos, uno puede observar la aspiración de un hijo a llevar honor y orgullo al padre.
En la historia de Tangun, Hwaneung fue conmovido por la compasión de las personas en la tierra y pidió bajar del cielo para manifestar los principios del Señor de los Cielos sobre la tierra. Tangun entonces estableció un reino basado en los deseos de su padre para gobernar desde la verdad, y llevar gran beneficio a la humanidad y honrar a ambos, Hwaneung y Hwanin. En el contraste marcado a lo que podríamos ver como “naturaleza humana,” Hwaneung y Tangun son vistos como los ejemplos más altos de piedad filial en su impulso por servir al beneficio mayor para toda la humanidad.
También vemos las facetas de su pensamiento en la cultura Coreana, donde la piedad filial o el camino de piedad filial (효도, hyodo) es más que una relación o un sentimiento si no que es un concepto sustancializado a través de logros. Como lo mencionaba antes, el sentido Coreano de devoción a los padres es conectado frecuentemente a la ambición personal para llevar honor a los padres y ancestros. Para Hwaneung y Tangun, la ambición feroz no es para el engrandecimiento si no para pagar homenaje a sus antepasados y llevar beneficio a la humanidad; así, esta ambición y piedad filial asumen una cualidad noble.
Y aunque algunos podrían atribuir el énfasis Coreano en la piedad filial (孝, 효) al Confucionismo, Confucio mismo no reclamó los ideales que él enseñó si no que actuó para articular lo que eran las verdades universales a través de las interacciones profundas con la sabiduría de los ancestros así como una cercanía a la “investigación de las cosas.” Más que todo, aunque ambas sociedades, Chinas y Japonesas, han tomado las enseñanzas de Confucio, ninguna sociedad enfatiza los valores de la piedad filial y la devoción familiar en la manera que la sociedad Coreana lo ha hecho. El legado de Tangun se mantuvo firme entre la gente Coreana mucho antes de la introducción de las ideas Confucionistas o Budistas, las cuales probablemente dieron una nueva profundidad y color a los valores Coreanos que ya existían por mucho tiempo.
El enorme impulso al éxito y la notable transformación económica de Corea del Sur podría ser vista como una expresión del impulso a tener éxito constantemente y llevar honor a la familia o al pueblo Coreano en conjunto. Aunque los efectos de la riqueza material y la indulgencia excesiva es lamentable, la gente Coreana necesita evitar tomar el camino de tedio, avaricia, negligencia a los necesitados o indulgencia excesiva que ha plagado muchas de las naciones desarrolladas modernas. Debemos reclamar el patrimonio cultural de nuestro pasado y así redescubrir la nobleza y el centro de la piedad filial en la sociedad Coreana.
Para hacer esto, deberíamos buscar la inspiración de Tangun y su padre Hwaneung. El hijo del Señor de los Cielos, Hwaneung se conmovió por la compasión de las personas del mundo, dejó su lugar en los cielos para poder llevarles orden, justicia, compasión y piedad. Como hijo de Hwaneung, Tangun substancializó el acto de devoción filial de su padre al establecer un reino en los principios heredados de padre a hijo: Los principios del Hongik Ingan. La sociedad Coreana, en ambos lados de las fronteras políticas actuales harían bien al reexaminar las ideas allí incluidas.
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