Mientras la mayoría de los Coreanos están familiarizados con el Movimiento de Independencia Coreana de Marzo de 1919, es fácil olvidar el rol fundamental que la Diáspora Coreana representó en el impulso para el autogobierno. Las demostraciones no violentas en contra de los colonizadores Japoneses el primero de marzo de 1919 resultó en una respuesta rápida y brutal de los militares Japoneses y la mayoría del Movimiento de Independencia Coreana fue manejado en la clandestinidad o coordinado desde el extranjero.

Overseas-Korean-capital-brought-into-South-Korea1Para ese fin, el Gobierno provisional Coreano de la República de Corea se formó en Shanghai, China y el Congreso Coreano fue realizado en abril de 1919 en Filadelfia, USA para clarificar los “objetivos y aspiraciones” del pueblo Coreano. Desde el periodo de 1919 hasta 1921, hay estimados de más de 9700 editoriales protestando la colonización Japonesa de Corea publicado en los periódicos de Estados Unidos y en las revistas en toda la nación. Los grupos de la sociedad civil Coreana, los líderes religiosos, grupos – particularmente los misioneros Estadounidenses, políticos Estadounidenses y los medios de comunicación trabajaron para hacer que la situación del pueblo Coreano sea conocida por el mundo entero.

Sin embargo, el Movimiento de Independencia Coreano es ilustrativo al mostrarnos el peligro de permitir a otros intervenir y decidir problemas, incluso si es hecho por nuestros propios medios. Solo nos imaginamos como hubiera lucido la descolonización si hubiéramos agarrado de una manera más firme las riendas del destino construyendo la sociedad civil vibrante y unida que el autogobierno siempre requiere. En lugar de eso, después de la derrota y partida de los colonizadores Japoneses no fue Corea si no EEUU y URSS los que decidieron el destino de Corea en el paralelo 38, estableciendo el escenario para el desastroso conflicto de poder durante la Guerra de Corea.

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Crédito: 한국어: KBS 스페셜

Al examinar el rol de la Diáspora Coreana representado durante el primer trimestre del Siglo XX, podríamos sugerir un rol similar al rol del pueblo Coreano de este tiempo para la reunificación de Corea del Norte y del Sur. Claramente, debemos ser los que nos encarguemos de nuestro propio destino y trabajemos hacia la unificación. Lo más importante es que necesitamos trabajar para lo que suceda después de eso. Debemos ponernos de acuerdo en que lo que vemos en Corea del Norte y del Sur hoy no es una representación clara de nuestros ideales y aspiraciones nobles. Antes de que los dos lados logren la reunificación, somos afortunados de tener la oportunidad de cuestionar nuestras realidades actuales y buscar la definición de nuestro Sueño Coreano en común.

Para hacer esto apropiadamente, debemos articular la visión y principios que hacen de Corea un gran país, comenzando por los ideales fundacionales del Hongik Ingan. Es importante darnos cuenta que no hay atajos para esto. Como Coreanos en el Norte, el Sur y todo el mundo, debemos tomar la responsabilidad total y unirnos a estas conversaciones. Quizás es en el proceso en el que redescubriremos nuestra propia identidad, patrimonio y destino para el mundo.

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