Los principios como el de Vasudhaiva Kutumbakam pueden ser una inspiración para todo Asia.

Actualmente, Asia es un continente en crecimiento. India y China son dos de las naciones más pobladas del planeta con más de un tercio de la población global. Con su crecimiento sin precedentes, Corea del Sur se ha transformado en solo medio siglo, de una pobre economía agrícola estancada a una economía de alta tecnología desarrollada y próspera con una creciente influencia global.

Esta tendencia es evidencia de que el centro del poder y la influencia global se está moviendo de la esfera Atlántica a la esfera del Pacífico y los océanos Índicos. Sin embargo, la búsqueda de solo crecimiento económico no es suficiente para asegurar las esperanzas de paz y prosperidad en el siglo XXI. El progreso debe ser guiado por una visión para el futuro que haga un llamado a las cualidades más nobles del carácter humano.

Tal visión puede ser hallada en los principios espirituales que yacen en el corazón de las grandes y antigüas civilizaciones de Asia. Para construir el futuro debemos mirar el pasado. Corea, mi país de origen, provee un ejemplo sorprendente de esta idea.

“Una Corea unificada en la base de sus propios principios antiguos llevará a cabo el final del último remanente de la Guerra Fría en Asia.”

Por más de la mitad del siglo XX, el pueblo coreano sufrió bajo la invasión colonial japonesa, durante la cual su cultura fue sistemáticamente reprimida. En 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, Corea ganó su independencia, pero fue inmediatamente dividida por la fuerza geopolítica de la Guerra Fría que estaba fuera del control del pueblo coreano. Como resultado, el pueblo coreano hoy permanece frustrado de lograr su máximo potencial y destino, debido a que el Norte y el Sur están casi completamente divididos el uno del otro. Un pueblo con patrimonio compartido de más de 5000 años de ha sido separado forzosamente. La Corea dividida que ha resultado es una amenaza a la paz y la seguridad de la completa región asiática y de hecho, el mundo.

Para resolver finalmente este conflicto, las dos Coreas deben reunificarse definitivamente. La pregunta importante es cómo lograr esa meta. Mediante la Fundación Paz Global, la organización no gubernamental que yo establecí, hemos estado iniciando un enfoque innovador en la unificación coreana con implicaciones regionales y globales.

En mi libro, El Sueño Coreano: Visión de una Corea Unida, yo alejé el enfoque de las preguntas técnicas del proceso para aclarar la meta de la unificación. Yo cuestiono que tipo de nación nueva deberían aspirar a establecer los coreanos, y que tipo de visión compartida y principios duraderos deberían guiarlos hacia ese establecimiento.

Las raíces de esta visión se pueden encontrar profundamente incrustadas en la historia de 5000 años de Corea, expresados en un principio que puede ser rastreado hasta los orígenes de Corea. Éste es llamado el Hongik Ingan, que significa “vivir por el mayor beneficio de toda la humanidad,” y se ha vuelto parte del ADN espiritual de la población. Considerado junto a principios antigüos, éste proclama el ideal de una sociedad que educa a ciudadanos éticos motivados a vivir y actuar por el bien mayor de todas las personas, no solo aquellos de su propia nación.

Esta visión es notable por los estándares de cualquier tiempo, pero particularmente como producto de una antigüa civilización asiática. Ésta proclamó principios e ideales elevados cuando la mayoría de las sociedades se enfocaban en su propia sobrevivencia, apoyándose en el liderazgo basado en el poder en lugar del principio, y a menudo, explotando otros grupos para su propio beneficio.

El principio del Hongik Ingan siempre ha sido un principio estándar para los coreanos, especialmente en momentos de crisis a lo largo de su historia. Este es la base para las ideas fundamentales de los derechos humanos y libertades en la sociedad coreana que resuenan de cerca con las ideas modernas de los derechos, tales como los que son expresado en la Declaración de Independencia de Estados Unidos o la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU.

Sin embargo, el Hongik Ingan precede estas declaraciones por milenios y se desarrolló independientemente del pensamiento político del moderno occidente. Además, es una visión no solo para el pueblo coreano, si no que observa más allá de la nación para la inspiración y el bien de la humanidad. En el Hongik Ingan, los asiáticos encuentran un principio que apoya los derechos humanos y libertades, y viene de una civilización antigua del corazón de Asia.

Una Corea unificada sobre la fundación de sus propios principios antigüos finalmente dejará atrás su pasado colonial y dará fin al último remanente de la Guerra Fría en Asia. Este puede ser un modelo e inspiración para todo Asia, arraigado en su propio rico pasado y en principios antigüos–como la ética que Vasudhaiva Kutumbakam veneraba en India–y libre de cualquier legado colonial.

Éste está lleno de posibilidades para estimular nuevos enfoques entre las naciones de Asia que se mueven más allá de los confines que construyó la Guerra Fría, y está listo con potencial para desencadenar una nueva dinámica de paz asiática. Por lo tanto, Asia se posicionará sobre su propia base y, con esperanza y seguridad remarcable, construirá un futuro fuerte que “beneficiará a toda la humanidad.”

Dr. Hyun Jin Preston Moon es el Fundador y Presidente de la Fundación Paz Global.

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