En la ciencia que rodea a Genghis Khan: Su vida, el crecimiento de su imperio, y quizás, la caída de su imperio a lo largo de las generaciones subsiguientes, hay una presencia duradera del Cielo Azul Eterno y el Burkhan Khaldun, o el Dios de la Montaña en mongol.
Cuando él aún era conocido como Temujin, sin una tribu y buscando rescatar a su esposa secuestrada, Genghis Khan fue al Burkhan Khaldun para orar. Él se quitó sus armas, cinturón, y sombrero – los símbolos del poder y la estatura de un hombre – y se inclinó hacia el sol, el cielo, y la montaña, primero agradeciendo por su constancia y por las personas y las circunstancias que han sostenido su vida. Después, él oró y ayunó, contemplando su situación y formulando una estrategia. Fue después de varios días que, en oración, él descendió de la montaña con un propósito claro y un plan que resultaría en su primera victoria en batalla.
Cuando él fue elegido como Khan de Khanes, él se retiró de nuevo a las montañas para buscar bendición y guía. Antes de cada campaña en contra de sus tribus vecinas y reinos, él pasaría días en Burkhan Khaldun, ayunando y orando. Para entonces, las personas de su tribu se unieron a su ritual al pie de la montaña esperando su regreso.
Cada vez que él se aproximaba a la montaña solo, sin su cinturón, sombrero o armas; se dice que durante esos peregrinajes él establecería las razones para la próxima campaña militar, poniendo en una balanza cuidadosamente si se justificaba su ataque y se reconocía su victoria.
En esos momentos de soledad, desnudo en frente de los duros elementos de la naturaleza, sin un título, fanfarria, o incluso arco y espada, Genghis Khan contemplaba el futuro de su familia, su imperio, y luchaba contra sí mismo para definir una visión y los valores que unirían a su tribu cada vez más extensa.
Su imperio se convertiría en uno de los más extensos de la historia, unidos por una visión que se llegó a expresar como “Una tribu bajo el eterno cielo azul.” Su imperio establecería precedentes tales como, libertad de religión, un sistema basado en el mérito, acuerdos de libre comercio, e innovaciones que estimularon todo, desde la agricultura hasta la tecnología, pasando por la medicina, etc. Estas innovaciones solo se volverían a ver cientos de años después.
Una nación se forma mediante una visión compartida y el entendimiento de una historia o identidad compartidas. En el corazón de tal acometido está un líder que está dispuesto a dejar de lado sus propias ambiciones para defender un bien mayor y mantener los valores que sustentan tal visión. Para convertirse en tal líder se requiere autorreflexión constante, deferencia a los principios más elevados del universo, y gratitud por las bendiciones que los han situado en tal posición de responsabilidad y poder.
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