El servicio es un principio básico por el cual yo vivo y un carácter que enseño a mis hijos. Ampliar la cultura del servicio ha sido una misión personal mía.

Sin embargo, para mí, el servicio no es solamente por el bien del servicio. No es simplemente el acto de hacer buenas obras. Es mucho más. Es un medio para un fin. La pregunta es ¿cuál es ese fin?

En primer lugar, el servicio nos conecta con nuestra capacidad intrínseca de vivir una vida altruista, porque somos seres espirituales que fuimos diseñados para vivir por más que nosotros mismos. Cuando vivimos según el espíritu de servicio, iniciamos una transformación. Nuestros corazones y mentes se dirigen hacia el exterior, a nuestras familias, nuestras comunidades, nuestras naciones y nuestro mundo. Estamos facultados para transformar el odio en amor, el resentimiento en perdón, la tragedia en oportunidad.

Voluntarios locales e internacionales salen a la reconstrucción de un pueblo después de un tsunami en Tailandia

Los voluntarios locales e internacionales salen a la reconstrucción de un pueblo después de un tsunami en Tailandia

En segundo lugar, es el medio por el que podemos cambiar la ética mundial. A través del servicio, todo el mundo se convierte en un catalizador para la construcción de las conexiones y la generación de soluciones en conjunto. La ética intemporal de servir a los demás nos involucra a todos, tanto extranjeros como locales, en el proceso de construcción de mejores y más sostenibles familias, comunidades y naciones. Así es como vamos a satisfacer las necesidades de cada persona y asegurar un mundo de co-prosperidad y la paz.

El servicio es amor en acción.

Hagamos de todos los actos de servicio una semilla de la paz.