Honrando a mi padre, Rev. Sun Myung Moon

El corazón me duele como un hijo por la muerte de mi padre, pero me consuela saber que su espíritu indomable y su perdurable legado vivirán en la memoria de las innumerables personas que tocó a través de su ministerio visionario. Mi padre vivió una vida extraordinaria, y es importante para nosotros honrar esa vida de la manera correcta.

Ante todo, mi padre era un hijo filial a Dios, comprometiendo toda su vida a la realización sustancial de su voluntad en la tierra. Y al hacerlo, trató de consolar el corazón agonizante de Dios. Su relación personal y profunda con Dios alimentó su deseo apasionado por llevar la bendición de Dios a todos sus hijos, independientemente de las pretensiones – ya sean raciales, étnicas, nacionales, o incluso religiosas- que tan a menudo dividen y alienan a la familia humana.

El se comprometió a sí mismo y a su fundación a llevar a cabo la misión providencial de construir un mundo de paz y reconciliación, centrado en la visión de una sola familia bajo Dios. Su aspiración era crear una familia global centrada en Dios, fundada en principios universales y el sistema de valores del Amor Verdadero, un amor desinteresado que se manifiesta a través de “vivir por el bien de los demás”.

Yo sé que su mayor deseo era establecer el precedente de dedicación y servicio a esa voluntad y, por lo tanto, inspirar a otros a trabajar con el mismo compromiso apasionado y sentido de pertenencia de hacer el sueño de Dios una realidad sustancial. Mi padre creyó que esta visión habría sido el anhelo de la humanidad a lo largo de nuestra historia tumultuosa y, sobre todo, habría sido el sueño de Dios desde la creación humana. Aunque el sueño es Dios, mi padre tomó posesión de el y vivió para cumplirlo con su ministerio y obra.

Por lo tanto, el mejor homenaje a mi padre es la creación de un monumento vivo al sueño que inspiró su vida. Su vida visionaria y pionera es como una piedra angular sobre la que otros ahora debemos construir, continuando con los esfuerzos que se iniciaron con la misma pasión, compromiso y entusiasmo. Esa es la mejor manera, creo yo, de honrar su vida y consagrar un legado apropiado para una vida que ha dado tanto.

Como hijo, que ha tomado a pecho el significado de la vida de mi padre y de la enseñanza, me dedico a continuar este trabajo, junto con todos aquellos que han sido inspirados por la visión de “Una familia bajo Dios” y los ideales por los que mi padre vivía.

Honrando a mi padre, Rev. Sun Myung Moon