La historia humana ha alcanzado un punto de inflexión. Solo en los últimos años, gobiernos han sufrido transformaciones significativas, sistemas financieros se han disuelto dejando espacio para nuevos modelos radicales y avances rápidos en comunicación y transporte que han redefinido las líneas entre nacionalidad, raza, cultura e incluso religión. Tales tiempos hacen un llamado al liderazgo sobresaliente que esta guiado por una aspiración universal y atado a los principios y valores probados por el tiempo, que forman la base de nuestra humanidad común.
Este liderazgo debe ser moral y debe ser innovativo. Liderazgo moral es guiado por principios y valores universales irrevocables. Liderazgo moral busca el “bien mayor” que beneficia no solo el individuo sino el mundo.
Líderes innovativos aprovechan la necesidad de creatividad natural de la humanidad para avanzar la condición humana con el fin de generar invenciones innovadoras para dirigirse a cuestiones globales complejas. Ambos son como dos lados de la moneda.
Líderes alrededor del mundo encarnan las características de liderazgo moral e innovativo y están efectuando en sus comunidades cuestiones políticas, sociales y económicas que van desde el campeonato de los derechos humanos hasta la lucha para mantener los valores tradicionales; como también el compromiso a las metas de desarrollo del Milenio. Estos hombres y mujeres están guiados por un espíritu altruista de servicio y están conscientes de cuestiones urgentes y resultados potenciales.
Cada cultura tiene ejemplos de hombres y mujeres extraordinarios que impulsaron la humanidad adelante a través de ejercitar sus talentos dados por Dios incluso hasta el punto de desafiar paradigmas existentes. Sus contribuciones no vinieron sin desafíos. Es justo decir que el mundo moderno con sus grandes libertades y avances se ha beneficiado enormemente gracias a los sacrificios de estos innovadores.
Durante el mes de febrero, este tipo de liderazgo será resaltado.
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