“Hacia la Transformación Nacional: Libertad, Prosperidad e Integridad mediante un Liderazgo Moral e Innovador”

Excelencias, distinguidos invitados, damas y caballeros:

Es para mí un gran honor darles la bienvenida a la Sexta Convención Paz Global aquí en Paraguay. La presente Convención está reuniendo a líderes de más de 40 naciones, de todos los sectores de la sociedad, incluyendo a políticos y funcionarios del gobierno, líderes religiosos y empresariales, educadores y líderes de la sociedad civil, unidos por una visión común para la paz y la prosperidad, listos para trabajar juntos para lograrlo.

Quiero dar las gracias especialmente a nuestro anfitrión S.E. El presidente Horacio Cartes por su cálida bienvenida a Paraguay. ¿Podríamos expresar nuestro agradecimiento a él?

Y también quiero reconocer al Sr. Juan Afara, Vicepresidente de Paraguay. Un aplauso por favor?

Para el Presidente Juan Carlos Wasmosy, Presidente Vinicio Cerezo, el Presidente Luis Alberto Lacalle y los miembros de la Misión Presidencial Latinoamericana que están aquí, ¿podrían por favor ponerse de pie para ser reconocidos?

Gran parte del éxito de esta Convención y de la obra de la Fundación Paz Global en Paraguay se debe al trabajo incesante de la senadora Lilian Samaniego de nuestro Consejo de Liderazgo Global. ¿Podemos darle las gracias?

Y, por supuesto, también quiero agradecer a mí querido amigo, el intendente de la ciudad de Asunción, Sr. Arnaldo Samaniego, por su trabajo en la hermosa ciudad verde y vibrante conocida como la “madre de ciudades”.

También me gustaría expresar mi aprecio a los muchos líderes importantes de fe que están con nosotros hoy en día, incluyendo:

• Mis buenos amigos el Obispo Manoel Ferreira y el diputado Nelson Marquezelli de Brasil;

• Dr. Marsudi Syuhud, secretario general de Nahdlatul Ulama de Indonesia; y

• Dr. Robert Schuller y Donna Schuller de los Estados Unidos.

Y un agradecimiento especial a todos los distinguidos miembros del Consejo de Liderazgo Global de la Fundación Paz Global que están asistiendo en esta labor por todo el mundo.

Estamos juntos aquí inspirados por la visión de una familia bajo Dios, y la esperanza, que al encontrar más formas de actuar sobre ella, podemos sanar las divisiones que separan a la humanidad y hacer de la paz una realidad global.

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El tema de la convención de este año es “Hacia la Transformación Nacional: Libertad, prosperidad e integridad mediante un liderazgo moral e innovador”. Este tema se centra en el tipo de cambio que se necesita dentro de naciones para avanzar hacia la paz mundial. El tema es particularmente apropiado para una convención celebrada en Paraguay, que es parte del “Sur Global”, que corresponde al mundo de naciones emergentes que buscan crecer y encontrar su lugar en la economía mundial y en la comunidad internacional.

Cuando terminó la Guerra Fría, también terminó la antigua orden mundial basada en divisiones ideológicas. Un nuevo orden mundial aún no se ha establecido, y las naciones emergentes tendrán un rol cada vez más importante en como será ese nuevo orden global, sea para bien o para mal. Con el orden geopolítico de la Guerra Fría concluido, el mundo está experimentando el aumento de la fragmentación en base a líneas tribales, étnicas, sectarias y religiosas.

Esto ha producido violentos conflictos basados en la identidad por partes del mundo en desarrollo, – en el Medio Oriente, África y el sudeste de Asia. Aquí, en América Latina el legado del feudalismo ibérico aun influye conflictos sociales basados en las disparidades de riqueza y de oportunidades. La vieja lucha del comunismo y el capitalismo todavía perdura a nivel social en esta región, produciendo visiones opuestas sobre el camino a la prosperidad.

Muchas naciones emergentes hoy en día están experimentando un importante crecimiento económico y una mayor democratización. Sin embargo, también se enfrentan a muchos desafíos. Además de la inestabilidad derivada de conflictos basados en la identidad, hay un desarrollo desigual que no logra beneficiar al pueblo en su conjunto, y problemas de gobierno manchados por corrupción. Cómo resolvemos estos retos tendrá gran importancia para la paz y la prosperidad mundial. Las naciones del hemisferio Sur son la clave para el futuro.

Además, la mayor parte del mundo emergente tiene grandes poblaciones de jóvenes. Esto es en contraste con el mundo desarrollado, con sus poblaciones envejecientes, tasas de natalidad bajas, y familias que se están disolviendo. La energía de los jóvenes representa una gran oportunidad para las crecientes economías del mundo en desarrollo.

Sin embargo, esas energías deben ser adecuadamente guiadas y ese es nuestro desafío. Requiere un llamado para la educación, tanto en habilidades productivas y en virtudes morales y cívicas. Eso, a su vez, requiere una lucha contra la pobreza y su impacto cultural. Los comportamientos negativos que produce la pobreza interrumpen la estabilidad social y por lo tanto impiden el progreso hacia la prosperidad equitativa y sostenible.

Cómo lograr la prosperidad sin sacrificar los valores tradicionales es otro desafío importante para los países del hemisferio sur. Al observar la desintegración de las familias y su impacto social en lo que se llaman países avanzados, y considerando a la raíz de la crisis financiera mundial de 2008, muchos países están buscando alternativas al modelo de desarrollo occidental. Varios países están buscando nuevos modelos de transformación nacional que puedan estimular el desarrollo económico y la prosperidad material sin tener que dañar las tradiciones espirituales y morales o sus raíces de valores familiares fuertes.

Si estos países cumplen con éxito estos desafíos van a crear las bases para un nuevo orden mundial pacífico. Es por eso que es de vital importancia entender que se necesita para llevar a cabo la transformación nacional.

Esta región tiene una gran oportunidad para encabezar un renacimiento de América Latina. Es particularmente alentador ver a tantos ex jefes de Estado reunidos aquí para la segunda Cumbre de la Misión Presidencial Latinoamericana. Ellos están dedicados a la aplicación de su experiencia para levantar a su región.

Para lograr esto, la sociedad latinoamericana tiene que ser más inclusiva. Transformación social positiva conduce a un cambio político y legal que conduce a un desarrollo económico sostenible. En el sistema feudal que América Latina adaptó de los colonizadores españoles y portugueses, un siervo no tenía propiedad, tenia pocos derechos, y, como resultado, pocas oportunidades o incentivos.

Esto fue en contraste con las tradiciones culturales de América del Norte que crecieron de la ley Inglés común y que promovían la independencia, el emprendedurismo, y la autosuficiencia de un segmento cada vez mayor de la sociedad.

Estas diferencias surgieron de principios y valores fundamentales que elevaban los derechos humanos y las libertades y que trataban de extenderse a todas las personas. Tales libertades básicas crearon oportunidades sociales. El trabajo duro fue recompensado, se enfatizó el emprendedurismo, y una ciudadanía comprometida fue ampliada. El fruto de aquella cultura fue la prosperidad.

Durante gran parte de su historia, América Latina ha tenido sociedades oligárquicas que excluían a la mayoría de la población de la prosperidad, de la influencia política y de la interacción. A falta de estas oportunidades, la oposición a menudo tomó formas radicales. Hoy en día, la desigualdad social sigue siendo un reto que la región tiene que resolver.

Para prosperar, América Latina necesita una amplia clase media bien establecida, quienes participan en la vida económica y política de sus países. Eso requiere una buena educación y oportunidades para todos los ciudadanos. A medida que se resuelvan estos problemas sociales, el marco político y legal puede cambiar, creando una mayor estabilidad a través del Estado de Derecho y la protección de los derechos de propiedad. A raíz de estos cambios están los principios y valores que sustentan los derechos y libertades de todos los ciudadanos y conducen a la creación de una sociedad en que pueden ejercerlos.

Esto abre la puerta al desarrollo económico y a la prosperidad, especialmente en lo que hace que un país sea atractivo para la inversión extranjera. Un país que está a la cabeza en este proceso puede llegar a ser una nación central (hub) para su región y un modelo para el mundo.

La paz y la prosperidad no se pueden asegurar en este mundo sin naciones que ejemplifican la integridad, el buen gobierno y la responsabilidad. Nuestro país anfitrión, Paraguay ofrece un ejemplo instructivo de cómo puede empezar la transformación nacional.

Desde mi primera visita aquí en 2008, Paraguay ha dado grandes pasos adelante. En aquel entonces, el Departamento de Estado de los Estados Unidos estaba aconsejando a los estadounidenses no viajar a Paraguay por motivos de seguridad. Además, había problemas de expropiaciones de propiedad privada de algunos extranjeros. Sin embargo, al mismo tiempo, líderes de Paraguay querían que el país se desarrolle y sea parte de la economía global.

Un país nunca va a poder prosperar como parte de la economía global si no respeta el Estado de Derecho y los derechos de propiedad. Ningún gobierno u organización extranjera invertiría en un país en el que su empresa no está protegida por la ley. Cuando uno habla con presidentes y otros dirigentes sobre este tema, entienden la fuerza de este argumento. Varios dirigentes paraguayos entendieron esto, tomaron decisiones históricas que pusieron a Paraguay en un camino de convertirse en una democracia que funciona bien.

¿Dónde nos puede llevar este camino? Mi experiencia aquí me convence del gran potencial de Paraguay. Con la base correcta de principios y valores, el Paraguay puede convertirse en una democracia moderna próspera y pacífica que respeta los derechos y libertades de su pueblo, y promueve una economía de libre mercado exitosa que da rienda suelta a su creatividad.

Un Paraguay transformado, en el centro de América del Sur, puede ser como el vientre para el renacimiento de la región de la cual una prosperidad real, y los principios y valores que la sustentan, se propagan a través de América Latina, y en todo el mundo en desarrollo. He compartido esta visión consistentemente con líderes de Paraguay en el gobierno, en empresas, y en la sociedad civil.

En los últimos seis años mucho ha cambiado en este país ya que los esfuerzos han crecido pasando de ser solo una visión hacia poder ser elementos de una transformación social. Me siento orgulloso de decir que la Fundación Paz Global ha sido uno de los que están en la vanguardia de ese esfuerzo. En 2010 establecimos el Instituto de Pensamiento Patria Soñada, un instituto de investigación, para desarrollar una hoja de ruta para el futuro de la nación. Sus miembros son figuras prominentes y respetados conocidos por su integridad. Ellos vienen de las filas del gobierno, de empresas, del Banco Central, de la Corte Suprema de Justicia, y del área militar.

Ese mismo año, el 2010,  la Fundación y el Instituto llevaron a cabo una conferencia en Asunción para líderes paraguayos de los sectores público y privado que atrajeron a varios ex jefes de Estado de la mayor región de América Latina. La presencia de ellos se convirtió en la semilla de la Misión Presidencial Latinoamericana, establecida en la Convención Paz Global en Atlanta en 2012.

La conferencia del 2010 produjo la “Declaración de Asunción”, una declaración comprensiva de los principios que afirmó el deseo de aquellos líderes de América Latina “para trabajar más allá de las diferencias religiosas, políticas, sociales, étnicas para la unidad de América Latina.” Esa afirmación fue reiterada por varios de los ex presidentes el año siguiente en la “Declaración de Brasilia”.

La Declaración delinea la necesidad de “revivir los valores cívicos y virtudes que reflejan las mejores tradiciones espirituales, democráticas y plurales de la humanidad en este continente”, y “promover la educación de principios éticos y valores universales que puedan capacitar a los niños y adultos jóvenes a ser mejores seres humanos y buenos ciudadanos.”

Estos principios se están aplicando a través de la labor del Instituto y el capítulo nacional de la FPG aquí en Paraguay y por la Misión Presidencial Latinoamericana por la región en general.

El Instituto ha contribuido a la creación de una política pública coherente basado en la movilización de asociaciones públicas y privadas, en particular a través de su trabajo en un modelo de desarrollo para la gran región del Chaco, que está afectada por la pobreza. Mientras tanto, GPF ha estado promoviendo una mayor estabilidad social en el país a través de foros sobre principios básicos esenciales para el buen gobierno y una amplia gama de iniciativas sociales.

Estos incluyen proyectos de educación del carácter en escuelas del país, puesto en marcha en colaboración con el Ministerio de Educación; voluntariado juvenil; y una enérgica área de mujeres emprendedoras que trabaja en avanzar el papel y la dignidad de las mujeres y afirman la importancia fundamental de la familia en la transmisión de valores.

La Misión Presidencial está trabajando en toda la región para fortalecer las relaciones entre el Norte, Centro y Sur de América y el Caribe, y trabajan por la promoción de un despertar espiritual hemisférico centrado en principios y valores universales que sustentan vibrantes democracias que funcionan bien. También están promoviendo iniciativas amplias de educación centrados en el desarrollo moral y cívico y la aportación de ideas sobre cuestiones como el comercio y la inversión, la disparidad de ingresos, y la forma de combatir el crimen organizado.

En Alto Paraguay, la Fundación Paz Global ha estado activo desde el año 2009 principalmente en la ciudad de Puerto Casado, proporcionando asistencia básica en salud, educación y vivienda. En los recientes años GPF estableció proyectos sostenibles que incluyen piscinas de piscicultura, huerta orgánica comunal de vegetales, y panadería para ayudar a la comunidad. El año pasado, Marlene Ocampos, que había guiado estos proyectos como directora social de la Fundación en el estado, se postuló para ser gobernadora de Alto Paraguay.

Contra todas las expectativas, y mediante la fuerza de su trabajo para la gente del estado, ella ganó la elección. Como gobernadora, ella ha continuado liderando con el mismo espíritu de servicio. El Instituto ha apoyado el trabajo de ella con su experiencia, apoyando con el establecimiento de sistemas eficaces y transparentes de gobierno que ayudan a erradicar la corrupción.

El ejemplo de Alto Paraguay está causando un gran interés en el Paraguay. Quizás hay sectores especiales que se sienten amenazados por los cambios en marcha allí. Pero los que tienen una visión más amplia verán en ella un modelo para otros estados poder imitar. Durante mi última visita aquí un gobernador me pidió ayuda de la Fundación para implementar en su departamento lo que se había hecho en el Alto Paraguay.

Cuando principios fundamentales se ponen en práctica a través de iniciativas políticas y sociales, la estabilidad del país crece, lo que lo hace más atractivo para inversores internacionales. La inversión permitirá a Paraguay construir su infraestructura y que se convierta en una nación ”hub” o centro para toda América Latina.

(Desde Izquierda) Actual Presidente de Paraguay, Horacio Cartes, Fundador de la Fundación Paz Global, Dr. Hyun Jin Moon, y Senadora del Partido Colorado, Lilian Samaniego

(Desde Izquierda) Actual Presidente de Paraguay, Horacio Cartes, Fundador de la Fundación Paz Global, Dr. Hyun Jin Moon, y Senadora del Partido Colorado, Lilian Samaniego

Preveo un futuro en el que Paraguay se convierta en América Latina en lo que Singapur es para el Sudeste Asiático o Dubai para el Oriente Medio.

A medida que la región de América Latina experimenta un renacimiento naturalmente estará mirando hacia el este para construir relaciones comerciales con los países de Asia, en esta era de un Asia y región del Pacífico emergente. A pesar de que Paraguay es un país sin salida al mar, tiene que ser parte de este proceso para llegar a estar plenamente involucrado en la economía global.

En este sentido, creo que Corea y Paraguay son socios naturales, complementando el uno al otro. Corea es un país tecnológicamente avanzado, pero pobres en recursos. También necesita nuevos mercados. Paraguay es rico en recursos pero puede beneficiar de la experiencia de desarrollo de Corea para avanzar en su propia economía.

En junio pasado ayudé a traer a un grupo de expertos en infraestructuras y expertos en la economía de Corea para reunirse con su contrapartida paraguaya y discutir planes de desarrollo. Un comienzo ya se ha hecho. La Compañía Il Sung Construcción de Corea comenzó a trabajar en un proyecto de carretera aquí en junio pasado. Hyundai ya ha establecido una fábrica aquí que genera la creación de puestos de trabajo necesarios, mientras que la KOICA, la agencia de desarrollo en el extranjero de Corea, ha estado activo con temas de estudios de factibilidad para proyectos de infraestructura y otras áreas.

He hablado con algunos detalles acerca de lo que ha estado ocurriendo en el Paraguay. La razón es que el Paraguay ofrece un modelo de cómo la transformación nacional puede potencialmente suceder. Esto demuestra la importancia fundamental de principios y valores, así como su aplicación en iniciativas que promueven la transformación social, y como esto nos lleva a una mayor estabilidad política y social. Esto a su vez abre la puerta para el desarrollo económico sostenible. Su resultado tiene implicaciones globales.

Si las naciones y regiones se transforman de esta manera, el futuro de la paz del mundo estará asegurada. Los principios y valores en el corazón de este modelo defienden los derechos humanos y las libertades; fomentan el emprendedurismo y la creatividad que producen prosperidad y un sentido de valor; y fomentan el ideal de trabajar por el bien común.

La Fundación Paz Global, en colaboración con socios como ustedes, está trabajando en 15 naciones por todo el mundo para establecer bases para la transformación nacional y regional. El liderazgo Interreligioso es crucial para resolver el conflicto sectario y el establecimiento de un consenso de valores. Quiero reconocer el trabajo en Nigeria, donde líderes cristianos y musulmanes trabajan juntos en estados como Kaduna para resolver las tensiones sectarias. Han puesto en marcha u movimiento de base para establecer “Una familia bajo Dios” y trabajar con  sus seguidores cristianos y musulmanes juntos en paz.

La idea de que todas las personas son miembros de una familia bajo Dios está en el corazón de los principios y valores de los que hablo. Esta simple pero profunda visión trasciende toda división étnica y sectaria. Como tal, tiene el poder de llevarnos de la transformación nacional hacia la transformación regional, elevarnos para lograr la transformación global y un mundo de paz.

El poder de la visión para conectar las regiones de manera innovadora se demostró recientemente cuando un grupo de líderes religiosos de Nigeria viajó a Irlanda del Norte para compartir sus experiencias con los líderes de la comunidad en Belfast trabajando para reducir la brecha entre católicos y protestantes.

También quiero reconocer la importante labor de nuestro socio en Indonesia, Nadhlatul Ulama, una importante organización cívica musulmana que trabaja incansablemente para refutar las distorsiones extremistas del Islam, y promover la tolerancia entre todos los pueblos.

En Corea, mi libro recientemente publicado, “The Korean Dream,” articula una visión para una Corea unida sobre la base de principios y valores que han guiado la historia de Corea durante milenios. Se establece un modelo para la gente a actuar en esos principios a través de asociaciones civiles para unir a su país. Esta apelación a principios y valores es similar al llamado aquí en las Américas hacia un Gran Despertar Hemisférico para reavivar los fundamentos espirituales de las naciones del Norte y del Sur.

Nuestro mundo de hoy está gravemente amenazado por conflictos basados en la identidad, impulsados por las divisiones que he mencionado. La violencia y el caos reinan en muchas partes del mundo. Es nuestra responsabilidad, a través de iniciativas como éstas, demostrar que una alternativa más brillante es posible. La visión de una familia bajo Dios puede ser el antídoto para este tipo de conflictos basados en la identidad, si estamos decididos a hacer que sea una realidad a través de nuestro compromiso y nuestra creatividad.

Por eso se necesitan modelos de transformación nacional en todo el mundo. Confío en que ustedes se convertirán en dueños de esta visión; que van a ser líderes morales e innovadores que lo incorporan, y así trayendo la transformación social a sus comunidades, sociedades y naciones.

Les insto a que se unan conmigo y con cada uno aquí para ir por encima de las barreras que nos han separado a lo largo de la historia y así asegurar para las generaciones futuras un mundo de paz y prosperidad para todos.

Gracias y que Dios bendiga a ustedes y a sus familias.

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