Como muchos Coreanos nacidos después de 1953 crecieron como hijos de una patria dividida. Yo nací en Seúl pero mi hogar ancestral permanece en el norte del paralelo 38. Yo todavía tengo parientes allá, así como otros 10 millones de Coreanos en el Sur y en el exterior. Esta es la realidad común de nuestra gente.

~Dr. Hyun Jin Moon, Sueño Coreano: Visión por una Corea Unificada    


Sus lágrimas fluyeron sobre las mejillas similares al papel, y bajo su mentón, goteando sobre el suelo de linóleo. Sus rizos plateados se balanceaban a medida que ella se mecía adelante y atrás.

old-age-360714_1280-1024x699Ella agarró su mano apretándola con la suya y acarició sus mejillas con la otra. Era como si la proximidad física la hubiera hecho fantasma real–pero parecía que hubiera hecho su dolor más profundo.

Yo la visitaba en un proyecto de hogar para los desertores Norcoreanos durante un programa de entrenamiento de liderazgo de verano. Eramos de todas partes, Estados Unidos, Corea, Japón, Filipinas, aprendiendo de primera mano sobre la división de Corea.

Yo fui agrupada con un estudiante de escuela Coreano. Él sirvió como traductor no oficial y guía. Nos comunicamos a través de simples palabras en Inglés y en Coreano y llenas de expresiones faciales y gestos de manos.

Juntos visitamos a Halmonim. Todavía no sé su nombre ni como llegó allá, pero sé que alguien cruzó el paralelo 38. Antes el silencio se apoderaba de ella, ella nos dijo que tuvo un nieto que todavía vivía en el Norte. Ella nos dijo que la cara de mi compañero lucía exactamente como la de su nieto.

Mientras miraba su cara dos interminables ríos se formaron en su cara y sollozos silenciosos y estremecedores corrían por su cuerpo entero. Los dulces que le trajimos permanecieron intactos. No sabíamos que hacer además de sentarnos inmóviles para que ella pudiera mantener su mano en la suya.

Las reuniones para las familias dividas de Corea del Norte y Sur son pocas y siempre son muy cortas.

Las reuniones para las familias dividas de Corea del Norte y Sur son pocas y siempre son muy cortas.

Buscamos las palabras apropiadas para confortarla, pero no encontramos nada, entonces escogimos el silencio. Nos sentamos allá el tiempo completo en silencio interrumpido solo por llantos.

Ahora, sentándome al lado de mi madre en el mueble, me pregunto por su dolor. Cómo se sentiría el extrañar tanto a alguien, pero no poder verlo, tocarlo o escucharlo? Tal vez se sentiría como si una parte de mi, mi brazo, mi pierna, mis entrañas, fueran amputadas y tiradas l otro lado de una valla que no podría escalar.

Halmonim, es eso lo que siente cuando piensa en su nieto? La división ideológica se vuelve más fuerte que la del paralelo 38, ésta corta los corazones y cuerpos del pueblo Coreano. Las lágrimas de Halmonim hablan del dolor de ser separados de una parte de sí mismos.

Creo que es momento de decir: “Basta.” No dejemos que se derramen más lágrimas de división y separación, vamos a dejar que las lágrimas de reunión y alegría comiencen a fluir.

 

~Este artículo es basado en un testimonio de un joven voluntario que participó en un programa de intercambio de liderazgo de verano en Corea.