El Sueño Coreano del que habla el Dr. Hyun Jin Moon en este libro se remonta a la fundación original de la nación. Sin embargo, también es eterno en el sentido de que este refleja el sueño de paz más grande de la humanidad. El ideal de Una Familia Bajo Dios retumba por el mundo: En India y Nepal vemos Vasudhaiva Kutumbakam (“El mundo como una familia humana”); por todo el continente de África vemos el ideal de una interconectividad intrínseca espiritual (“Ubuntu,” “Ujaama,” “Umoja,” “Hunhu,” etc.) e incluso en todas las comunidades de fe diferentes vemos que los lazos de la familia emergen de un sentido de creencias compartidas y prácticas.
En nuestro trabajo alrededor del mundo vemos esta aspiración eterna.
Esto es paralelo a los ideales del pueblo Coreano, que han permanecido como un pueblo, con una conciencia de una identidad nacional compartida por más de 5000 años de historia como el pueblo de Dangun y los orgullosos herederos de los principios del Hongik Ingan. Sin embargo, como Jesús proclamó: “Una casa dividida dentro de sí no permanecerá,” actualmente Corea permanece dividida–en muchas maneras–y como tal, incapaz de cumplir verdaderamente su destino de servir a toda la humanidad.
Como tal, la reunificación se convierte en un curso natural de acción, incluso cuando se consideran los desafíos y los obstáculos involucrados a corto plazo. La seguridad de las dos Coreas, la región completa del Noreste de Asia y la paz global y el desarrollo en conjunto están directamente amenazados por el actual régimen Norcoreano. La unificación Coreana necesita comenzar, apoyada y sostenida por las organizaciones de la sociedad civil Coreana y los Coreanos alrededor del globo. Cualquier otro curso de acción significaría, una vez más, perder el control de su destino.
Más que todo, la búsqueda de dos sistemas esenciales políticos, sociales, y económicos opuestos de forma diamétrica por 70 años presenta el desafío y la oportunidad únicas de recrear una nación basada en una visión común, principios universales y valores compartidos de Una Familia Bajo Dios.
El éxito de este proceso de creación puede servir como una plantilla para que otras sociedades redescubran sus propias fundaciones nativas, espirituales, indígenas y espirituales para crear sociedades inclusivas, éticas, y prósperas basadas en visión, principios y valores. En este sentido, la resolución pacífica de 70 años de división puede contribuir al bienestar de la comunidad global y en el acto de cumplir el destino de Corea para “traer un extenso beneficio a la humanidad.”
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