“Dia, ¿qué estás haciendo?” Vandy pregunta al joven hombre que apunta una pistola hacia él. Dia, quien fue secuestrado y entrenado para convertirse en un niño soldado intenta de la mejor forma no reconocer a Vandy, su padre.
“Eres un buen chico que ama el fútbol; que ama la escuela. Tu madre te ama mucho.”
Vandy le recuerda a su hijo. Dia comienza a vacilar.
Finalmente, ambos comienzan a llorar.
Vandy se acerca hacia la pistola, “Yo sé que ellos te hicieron hacer cosas malas, pero tu no eres una mal chico. Yo soy tu padre, quien te ama. Y tu vendrás a casa conmigo y serás mi hijo de nuevo.”
Los dos se abrazan.
Escena de la película Blood Diamonds (2006)
El debate sobre la radicalización de la juventud ha ganado la atención internacional en los últimos años. A finales del 2015 el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon desencadenó el Plan de Acción para Prevenir el Extremismo Violento, haciendo un llamado al esfuerzo especial para “reclamar los corazones y las mentes de la juventud de hoy.” Estudios recientes alrededor de esta conversación han articulado un entendimiento que a menudo es tomado por sentado: Que las familias representan un rol central en la formación del entendimiento esencial de la autoidentidad, y el significado de propósito.
Para hacerlo simple, como el locus primario de las aptitudes y el comportamiento, las familias ofrecen la primera línea de defensa en contra del prejuicio y la violencia. Como ha declarado la Dra. Jun Sook Moon, Presidenta de Global Peace Women: “¿Dónde aprenden las personas estos principios y valores? ¿Dónde se convierten éstos en los ‘hábitos del corazón’ de un pueblo, donde actuar moralmente se convierte en algo natural como respirar? Yo creo que este lugar es el hogar, dentro de la familia.” Por lo tanto, la Fundación Paz Global y su división de mujeres dice que “La Paz Comienza en el Hogar.”
Un caso relacionado en Angola es un programa coordinado por UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola – por sus siglas en inglés) para proteger los niños del reentrenamiento como soldados, usando la reunificación familia y una fuerte red comunitaria como un método efectivo para prevenir el reenlistamiento. En un estudio posterior, los entrenadores admitieron que el proceso frustró sus esfuerzos.
Sin embargo, en el otro lado de la moneda, una familia disfuncional puede dejar a un hijo vulnerable. El Sicólogo clínico James W. Jones, en su libro “Blood that Cries out from Earth,” sugiere que las familias en contextos débiles o disfuncionales pueden hacer a los jóvenes “desesperadamente hambrientos” por “objetos externos que reclamen ser perfectos e ideales” que ofrezcan significado de pertenencia y valoración. Jones define la calidad de la familia por la calidad de “bivalencia entre padre e hijo.”
A medida que las políticas y los programas son desarrollados para contrarrestar la radicalización juvenil, esta se convierte en prioridad a la hora de identificar los recursos más fuertes y naturales en contra de la radicalización: Familias saludables y comunidades fuertes. Una nación aspirando a adoptar el crecimiento y el desarrollo debería crear políticas e infraestructura para fortalecer, apoyar, y empoderar familias en el trabajo de la educación de ciudadanos éticos y globales.
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