Las siguientes palabras fueron pronunciadas en el Foro de Sociedad Civil sobre la Reunificación Coreana el 8 de octubre en Seúl, Corea por Michael Marshall, Editor del libro del Dr. Hyun Jin Preston Moon “El Sueño Coreano: Visión de una Corea Unificada.”
Gracias Dr. Ryu por la presentación halagüeña.
Primero, déjenme decir que, aunque he hecho mucha investigación, no soy un académico como tal. Entonces, el tema del que voy a hablar no es basado en investigaciones académicas en el sentido más específico.
Mi historial es en periodismo y publicaciones. Por eso mis comentarios van a presentar una imagen general del rol que la visión y los principios tienen en la vida de la nación. Particularmente relacionados a las visiones y principios de Corea y la idea del Hongik Ingan.
Les cuento que mi esposa es coreana y es académica. Ella enseña en la Universidad Georgetown en Washington sobre pensamiento y religión coreana. Por lo tanto, he aprendido mucho de ella. He aprendido incluso más del Dr. Moon. Yo trabajé junto a él en la investigación y preparación para su libro, El Sueño Coreano. Y, en su proceso, he aprendido muchísimo sobre la importancia de una visión y principios en la vida de una nación y como el Hongik Ingan sirve ese rol en Corea.
El Caso de una Visión Nacional
Para los políticos pragmáticos, y los llamados realistas, la idea de una visión nacional parece insubstancial, algo así como el concepto de infraestructura de Marx, las cosas que son meramente un producto de más fuerzas materiales fundamentales. Yo contiendo, por lo contrario. Para cualquier nación o grupo sociocultural la visión es fundamental y eterna. Es como un ADN guía. Algunas veces de paz y un poco de desafío. A menudo existe poca discusión sobre la visión, ésta se maneja a un nivel subconsciente. Pero, algunas veces, en los momentos de cambio transformador, es necesario un fuerte sentido de visión natural y propósito para que un país pueda avanzar exitosamente hacia el futuro.
Esta idea fue expresada fuertemente por el Dr. Henry Kissinger. Quien es usualmente conceptualizado como una realista del arco en un discurso para el Instituto Asan en el 2010 donde dijo que se pregunta sobre el orden mundial, porque al considerarlo: “el problema se resume en la existencia de una visión del futuro y la existencia de la habilidad y el compromiso para alcanzarlo. Las sociedades no pueden simplemente vivir consumiendo lo que ya han cosechado.
En el mundo de hoy hay muchos cambios que ocurren simultáneamente y solo aquellas sociedades que desarrollan una visión para el futuro serán capaces de controlarlos.”
Hay muchos cambios a los que el Dr. Kissinger se refirió que han sido documentados y ampliamente discutidos. En el contexto del Noreste de Asia, ellos incluyen el desarrollo de un orden regional para la paz y la seguridad y así reemplazar el sistema disuelto de la alianza de la Guerra Fría.
Una Identidad Coreana Compartida
Dentro de este contexto, Corea necesita desarrollar una visión para el futuro que se aborde dos grandes desafíos. Uno es la unificación del pueblo coreano dividido, y otro es la reafirmación de la identidad coreana. La identidad actual está cercada debido al impacto social y cultural del increíble crecimiento económico que ha experimentado Corea del Sur en los últimos 50 años, el cual no tiene paralelo en la historia humana. Podemos ver que, en varios indicadores sociales relacionados a tasa de nacimiento, divorcio, suicidio, el impacto social y cultural de tal presión ha crecido con la rapidez de ese crecimiento.
Los cambios en los valores culturales no existen en algunas esferas independientes morales o espirituales. Ellos tienen consecuencias prácticas. Por lo tanto, un número creciente de coreanos de la tercera edad están viviendo y muriendo solos. Las tasas bajas de nacimiento están creando escasez de mano de obra, lo cual es un problema en sí. Eso se suma al problema de cómo se pagará con el avance de la escasez de mano de obra por el bienestar de una creciente población de jubilados.
Todos estos cambios están erosionando el sentido tradicional de una identidad coreana. Sin embargo, no hay nada bien definido que lo esté reemplazando. Esto crea un sentimiento de profunda ansiedad como la que causó la tragedia del Ferry de Sewol al [escapar de la búsqueda nacional]. Tales momentos causaron que los coreanos se miraran al espejo y se preguntaran: “¿Qué tipo de personas somos? ¿Cuál es nuestra identidad coreana?”
Los dos desafíos de la reunificación coreana y la identidad coreana están entrelazados íntimamente. Sin embargo, una vez que entendemos que la unificación no es solo un asunto de política y economía, si no el reencuentro de un pueblo separado, se vuelve claro que un fuerte sentido de identidad coreana es un componente esencial para que la reunificación ocurra.
Esa identidad ha sido formada mediante una larga historia de independencia y estabilidad que duró casi mil años. Desde el comienzo de la Dinastía Koryo hasta el comienzo del Siglo XX.
Juntos, como unidad y resistencia fuerte a las invasiones periódicas que Corea enfrentó. La semilla de una visión para el futuro también puede ser encontrada en la historia coreana, en el ideal del Hongik Ingan que está profundamente incrustada en la historia de la fundación de Geojeoseon hace mil años.
Viviendo por el Beneficio de la Humanidad
El Hongik Ingan, viviendo por el beneficio de la humanidad, ha sido un principio guía en la historia coreana. Junto a sus ideas relacionadas, el Hongik Ingan es una expresión de principios universales que es notable por el origen temprano de su perspectiva global.
El Hongik Ingan fue una idea poderosa especialmente motivadora para el movimiento de independencia bajo el colonialismo japonés y para los fundadores de la República de Corea en 1948. Kim Gu, el líder del movimiento de independencia en Shangai lo expresó de esta manera cuando escribió: “Deseo que mi nación sea una nación que no imite a otras, si no que sea una nación que sea la fuente de una cultura nueva y elevada. Y de esta manera, la verdadera paz mundial pueda venir de nuestra nación. Deseo que la paz sea alcanzada en nuestra nación y de ahí al mundo. Creo que este es el ideal del Hongik Ingan de nuestro ancestro nacional Dangun.”
Este principio, el Hongik Ingan, tiene el potencial de conectar a los coreanos actuales y del pasado. Y provee un puente unificador en el futuro con un propósito claro y dirección para la nación.
Debido a sus raíces históricas, esta puede ser una idea que trasciende la división ideológica que han establecido las dos coreas entre sí. Esa división es, al fin y al cabo, de solo setenta años. El ideal del Hongik Ingan y la historia compartida y cultura de los coreanos tiene más de mil años.
El ideal del Hongik Ingan también es importante dentro de Corea del Sur. Éste ofrece una visión nacional que se eleva sobre las divisiones estrechas de partidos políticos o rivalidades regionales al presentar un propósito más elevado por el cual unirse y trabajar.
En el período subsiguiente, Corea del Sur se reconstruyó para resistir ataques del Norte y desarrollarse económicamente. Debido al enfoque en la economía, hubo poco tiempo para reflexionar sobre las cuestiones de identidad y la visión nacional más allá de crear solo una economía fuerte. En la actualidad es un momento serio para reflexionar sobre estas cuestiones cuando el crecimiento ya no es una meta en sí, en lugar de eso se elevan serias cuestiones entre los coreanos del sur sobre lo que ha costado tal crecimiento.
Un tema que debe ser abordada a medida que Corea avanza es que si el Hongik Ingan es para servir como un principio central de la visión nacional, éste debería estar en la educación de historia en escuelas y universidades. He escuchado de educadores coreanos que los jóvenes coreanos son lamentablemente ignorantes a lo que su historia se refiere. Esto se debe a muchos tipos de razones complicadas las cuales carecen de acuerdos en un currículo o porque no es mandatorio. En Estados Unidos hay debates serios sobre lo que debería estar en el currículo de historia, pero todos están de acuerdo en que los jóvenes estadounidenses deberían aprender la historia estadounidense. Los jóvenes coreanos necesitan aprender de su propia historia.
Un Modelo para el Mundo
Déjenme concluir con un pensamiento más, una idea, quizás la amenaza más grande para la paz y la prosperidad en la actualidad es el conflicto basado en la identidad. Tales conflictos han surgido globalmente en las secuelas de la Guerra Fría. Y especialmente amenazantes son aquellos que están alimentados de ideologías religiosas extremistas, las cuales no reconocen barreras políticas y dan su forma de sanción moral en forma de violencia. Finalmente, el antídoto para tales grupos debe trascender la visión de la humanidad como una familia unida bajo el mismo techo de principios universales y valores comunes, que son compartidos por todas las grandes tradiciones espirituales y éticas.
Esa visión, a cambio, debe elevarse a una ética global, la cual no es solo una cuestión entre teólogos y filósofos, si no que es expresada en la práctica moral de familias en comunidades, sociedades, naciones y en las relaciones entre naciones.
Quiero sugerir que Corea puede hacer una gran contribución práctica al surgimiento de tal ética global si crea una visión nacional basada en el Hongik Ingan, y en esa base reúne el pueblo coreano del Norte y del Sur.
Tal logro resolvería un gran obstáculo para la paz y el desarrollo próspero en el Noreste de Asia con implicaciones positivas para el resto del mundo.
Para concluir, en la historia de Dangun, el Hongik Ingan y el Jae Sae Ihwa, unidos, como una exhortación para gobernar el mundo mediante las leyes que reflejan los principios universales y de esta manera formar ciudadanos que puedan actuar de una manera que pueda beneficiar a toda la humanidad. Esta es en realidad una inspiración noble y una de la que los coreanos deberían sentirse orgullosos de tener y hacerla realidad en una patria restaurada. Ese es el futuro que espero, por lo menos algunos de nosotros, podamos ver.
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